El Senado estadounidense, gracias a la decisiva mayoría de los demócratas y pese a la férrea resistencia de la oposición republicana, aprobó una iniciativa histórica de salud el jueves, un día antes de Navidad. (EFE)
El Senado estadounidense, gracias a la decisiva mayoría de los demócratas y pese a la férrea resistencia de la oposición republicana, aprobó una iniciativa histórica de salud el jueves, un día antes de Navidad.
La votación haría posible una de las principales promesas del presidente Barack Obama y abriría paso a una era de cobertura médica universal en el país.
La votación de 60-39, en una fría mañana, coronó meses de arduas negociaciones y 24 días de debates en el pleno. Siguió también a varios fracasos de congresos anteriores, que no lograron llegar a este punto.
El vicepresidente Joe Biden estaba presente cuando 58 demócratas y dos independientes votaron por el sí. Los republicanos rechazaron la propuesta de manera unánime.
Los votos en favor de la iniciativa superaron por mucho la mayoría simple que se requería para su aprobación, pero demostraron claramente la división ideológica entre demócratas y republicanos respecto de cómo debería ofrecerse un sistema de cuidado sanitario a los estadounidenses.
La iniciativa del Senado debe todavía combinarse con la legislación aprobada por la Cámara de Representantes, antes de que Obama pueda promulgar con su firma una ley en el año que está por comenzar. Hay diferencias significativas entre las dos medidas, pero los demócratas dicen que han avanzado ya demasiado como para darse el lujo de no encontrar la forma de hacer que coincidan ambos proyectos.
Las dos iniciativas ampliarán el seguro de salud a 30 millones de estadounidenses más.
La aprobación del Senado ofrecerá a Obama un final feliz tras un año difícil que empezó con grandes esperanzas tras su victoria electoral. Su nivel de popularidad entre los estadounidenses es de aproximadamente el 50% debido a que enfrenta altos niveles de desempleo, un aumento de la violencia en Afganistán, y el controversial debate sobre la reforma del sistema de salud.
Obama retrasó sus vacaciones navideñas en Hawai hasta que tuviera lugar la votación del Senado, lo que demuestra la importancia del tema para su presidencia. La legislación probablemente será un asunto clave que definirá las elecciones al Congreso del 2010 y la posible reelección de Obama en el 2012.
El presidente alabó al Senado por la aprobación y dijo que su gobierno está "por fin preparado para cumplir con la promesa" de reformar un problemático sistema.
Obama destacó que varios presidentes, desde Theodore Roosevelt en 1912, han intentado sin éxito reforma el sistema de salud estadounidense. El mandatario también insistió en que la reforma ayudará a poner fin a las injustas prácticas de las aseguradoras, como el hecho de negar coberturas debido a condiciones médicas preexistentes en gente que necesita tratamientos.
El proyecto de ley "incluye las medidas más duras jamás tomadas para lograr que las aseguradoras sean responsables", dijo Obama.
Victoria Kennedy, viuda del fallecido senador por Massachusetts, Edward Kennedy, quien durante toda su vida en la política buscó una reforma de salud, observó la votación desde la galería. También estaba ahí el representante demócrata John Dingell, el miembro con más años de servicio en la Cámara de Representantes y un defensor de la cobertura universal de salud durante toda su carrera.
"Esta mañana no marca el final de un proceso, sino sólo el comienzo. Seguiremos avanzando a partir de este éxito para mejorar incluso más nuestro sistema de salud", dijo el líder de la mayoría demócrata Harry Reid, antes de la votación. "Pero ese proceso no puede comenzar a menos de que iniciemos hoy... Podría no haber otra oportunidad".
En una conferencia de prensa, unos minutos después, Reid dijo que la votación "nos acerca un paso para hacer realidad el sueño de Ted Kennedy".
Otro demócrata, Max Baucus, quien preside el Comité de Finanzas, dijo que estaba "muy contento por ver que la gente obtendrá la atención a la salud que no podía recibir".
La nueva legislación costará casi un billón de dólares en los próximos 10 años y será pagada a través de una combinación de impuestos, tarifas y recortes al sistema de Medicare, el seguro de salud federal para gente de la tercera edad y ciudadanos con pocos ingresos.