Entre los saldos de las pasadas elecciones federales, destaca el triunfo del PAN en el Estado de Sonora y la consiguiente derrota de uno de los gobernadores priistas que respondiendo al estilo en boga, han ejercido el poder sin contrapesos recreando a nivel local el viejo estilo autocrático de Gobierno de Partido de Estado.
Lo anterior quiere decir que tal estilo de Gobierno no tiene segura su supervivencia y por el contrario, en el punto más alto de la marea electoral favorable al tricolor de los últimos quince años, se comienza a desmoronar en los gobiernos de los estados que funcionan como verdaderos feudos, en los que el PRI acumula su reserva de poder.
Eduardo Bours Castello entró a la política por la puerta del liderazgo empresarial y en las elecciones federales del año dos mil fue el encargado de las finanzas de la campaña de Francisco Labastida. Al término del proceso histórico que concluyó con el inicio de la alternancia, Bours regresó a su terruño para seguir en los negocios familiares, pero ya picado del mosco de la política y enfilado a buscar la gubernatura de Sonora bajo la bandera del PRI.
La lucha fue contra corriente porque Bours tuvo que enfrentar nada menos que a Roberto Madrazo y al ex gobernador de Sonora Manlio Fabio Beltrones, quienes desde la cúpula nacional del PRI apoyaron al precandidato contrario Alfonso Molina Ruibal. Una vez candidato del PRI, Bours Castello enfrentó al panista Ramón Corral Ávila al que venció por un punto porcentual en un final de fotografía que se decidió en los tribunales.
El gobernador Bours ha ejercido un Gobierno autocrático, para lo cual se apoderó del PRI local y del Congreso del Estado y se distanció a conveniencia tanto de la dirigencia de su propio partido, como del Gobierno Federal panista.
Durante la campaña presidencial de dos mil seis Bours tuvo ocasión de pasar la factura a su enemigo Madrazo, apoyando de manera abierta la candidatura de Felipe Calderón Hinojosa. La elección que probó que los gobernadores priistas son los primeros interesados en evitar la vuelta de su partido a Los Pinos, ocasionó un resultado a la medida de los intereses del gobernador: el triunfo de Calderón y los candidatos panistas a senadores y diputados federales y el triunfo del PRI de Bours en las elecciones locales intermedias que renovaron alcaldías y Legislatura estatal.
Una vez que Calderón asumió la Presidencia el estira y afloja que hubo entre Bours y el Gobierno del ex presidente Vicente Fox se convirtió en golpeteo, hasta el extremo increíble de que el gobernadosr mandó construir desviaciones carreteras para eludir las casetas de cobro y arrebatar el control de las autopistas de cuota al Gobierno Federal.
El Gobierno de Bours produjo algunos frutos positivos en el renglón de obra pública y en especial en el rubro de seguridad, ya que detuvo en Cananea la ola de violencia generada por la guerra de los cárteles, que amenazó pasar desde Chihuahua al través de la Sierra. Ojalá que el gobernador electo Guillermo Padrés, conserve la lealtad de las policías locales para bien de los sonorenses.
En pleno proceso electoral para el relevo del mando, ocurre en Hermosillo el incendio de la Guardería ABC subrogada por el IMSS a particulares, ocasionando una tragedia que es de sobra conocida.
Desde luego que el siniestro implica una responsabilidad compartida sin embargo, el hecho de que el incendio haya iniciado en una bodega vecina a la guardería, arrendada a la Secretaría de Finanzas del Gobierno Estatal, puso al descubierto una red de intereses en torno al Gobierno de Bours cuestionando su transparencia.
El voto de castigo no se hizo esperar y ni siquiera la responsabilidad del delegado del IMSS fue trasladada por los electores al Gobierno Federal o al PAN, porque el inmenso poder del gobernador le alcanzaba para exigir delegados a modo.
Esta historia soslayada con optimismo por el PRI como resultado de las últimas elecciones, revela lo inconveniente y frágil que resulta el ejercicio del poder absoluto en Sonora, o en cualquier otro lugar de México o del planeta.
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