EDITORIAL Caricatura editorial columnas editorial

Si no es mucha molestia...

Adela Celorio

Pusimos aserrín en la entrada de la casa “para que las monturas de los Santos Reyes dejen aquí sus huellas”, me explicó papi. Después me mandó a dormir. Entre la vigilia y el sueño los vi, y los vi clarito entrar majestuosos a mi recámara. “Estás mintiendo, nadie puede ver a los Santos Reyes”, dijo papi, y me castigó por mentirosa. Ahora que soy una niña muy antigua, ya no les hago camino de aserrín y nunca los he vuelto a ver, ya entendí que se trata de un encantamiento que sólo funciona con los pequeños, lo cual no impidió que escribiera con ilusión mi carta.

Que me concedan lo que pido es cosa de ellos, lo mío es pedir, y como todos los años, este 2009 también pedí: “Queridos Melchor, Gaspar y Baltasar, considerando la crisis, reprimo a mi chica material y me conformaré con algunos detallitos, nada de valor, pero eso sí, de gran utilidad, especialmente ahora que el mundo anda tan alicaído. Déjenme porfa algunos costales de risa, carcajadas que se desborden por los muros, corran por las calles, se metan por los resquicios de puertas e inunden con su espuma las casas de mis vecinos. Carcajadas como olas, que se lleven en su turbulencia las excrecencias de mi corazón, que circulen por mis arterias arrastrando con ellas rencores, malas vibras y todas las palabras sucias que atoradas, endurecen las articulaciones. Dejen costales de risas caudalosas que circulen por mis neuronas y con su ímpetu las desasolven, que limpien mi cabezota de pensamientos oscuros y de prejuicios enquistados que al salir convertidos en risa, hagan espacio para el agradecimiento, las buenas actitudes, la celebración de la vida, y al encanto, que aunque lo duden es cosa muy seria porque acaba con la oscuridad, y con su luz, nos protege de la grosera realidad.

“Si no es mucha molestia, también quisiera pedirles que dejen junto a la cama una que otra tentación. Espero que el Señor me deje caer en ella, aunque sólo sea para darme una lección de humildad. Si todavía me permiten pedir alguna otra cosita, quisiera que mis semanas tengan tres jueves, aunque me quiten los antipáticos lunes y las tardes de los domingos que son una aburrición. Tres jueves a la semana con montones de pretextos para compartir, vino para alegrarlos, y música, mucha música: Bosa Nova, Lambada, Tango, Paso doble; y por favor, nada de Thalías ni Britneys porque se rompe el encanto. Y con objeto de que este año no se me vaya vivo como el que acaba de pasar, distribuyan entre los meses algunos amigos nuevos, de preferencia chiflados para que tengamos algo en común. Procuren que no me falte fantasía, besos en la nuca, y el hechizo de la liviandad; aquél que cantaba Agustín Lara.

“Y para terminar, me uno a la petición de mi admirado Manuel Vincent: concédanme aventuras locas, pasiones nuevas, experiencias excitantes, cambios imprevistos, felices sobresaltos, sueños imposibles, deseos inconfesables, venenillos no del todo mortales, y cualquier embrollo imaginario, de modo que la costumbre no me someta a una vida anodina. Que me pasen cosas nuevas y distintas para que este año no sea una sucesión de 365 días repetidos, iguales, cansinos.

“Como verán queridos Santos Reyes, nada de lo que pido cuesta dinero, sólo es cosa de tener buena voluntad. Y ya si en un exceso de buena voluntad nos pudieran ayudar a que el gober asqueroso y los como él ocupen la celda que les corresponde en cualquier prisión de alta seguridad, en ese caso prometo no molestarlos el año próximo. Espero que se luzcan porque he sido buena -contra toda mi voluntad, pero lo he sido: Con abrazos y besitos...”.

adelace2@prodigy.net.mx

Leer más de EDITORIAL

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 407083

elsiglo.mx