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La tragedia despertó el sábado 30 de mayo a la comunidad de Juan Eugenio, municipio de Torreón. Un tren carguero que transportaba sosa cáustica y etanol se descarriló y uno de los furgones derribó e incendió parte de la casa de la familia Rodríguez Andrade. Apolonio y Mayela lloran hoy la muerte de tres de sus cuatro hijos. El pueblo entero se ha vestido de luto.
Cuando ocurre este tipo de tragedias la pregunta obligada es ¿pudo haberse evitado? En México, la respuesta a este cuestionamiento suele ser afirmativa. En el caso específico que nos ocupa, todo parece indicar que estamos ante un caso más de negligencia y omisión.
De acuerdo al diagnóstico preliminar de la Dirección de Protección Civil del Municipio de Torreón, las causas del percance fueron tres: el robo de los clavos de los durmientes, el reblandecimiento de éstos como consecuencia del hurto y de las recientes lluvias y, por último, el exceso de velocidad al que supuestamente circulaba el tren.
De confirmarse estas causas, la conclusión a la llegaríamos fácilmente es que la empresa concesionaria del ferrocarril, en general, y el personal encargado del recorrido, en particular, no tomaron las precauciones debidas como el mantenimiento y revisión de las condiciones de las vías y la disminución de la velocidad al pasar por un área habitada.
Pero los descuidos no terminan ahí. A través de un comunicado, la empresa concesionaria Ferromex informó que parte de las viviendas afectadas se encuentran invadiendo la zona de seguridad que forma parte de su derecho de vía. En caso de que la Secretaría de Comunicaciones y Transportes confirme lo anterior, sorprende, primero, que se les haya permitido a esas familias establecerse ahí, y segundo, que hasta ahora nadie haya hecho algo para moverlos de ese lugar.
Luego de la triste pérdida de tres vidas humanas, las autoridades del ejido dicen que van a buscar la reubicación de las personas que estén en riesgo. ¿Por qué no se pensó en esto antes? ¿Por qué siempre en nuestro país tiene que ocurrir una tragedia para que gobierno, iniciativa privada y sociedad en general reaccionen y tomen las precauciones necesarias para disminuir en la medida de lo posible los daños en caso de un hecho imponderable? Lamentablemente, en México la tragedia siempre precede a los remedios. Y ahí están las consecuencias de esa actitud nociva.
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