Cientos de policías israelíes patrullaban el lunes un complejo sagrado para dos religiones, un día después que intensos choques con manifestantes palestinos convirtieron en Monte del Templo en un campo de batalla.
El complejo, que reclaman árabes y judíos, volvió a la calma el lunes, pero después de semanas de violencia esporádica en torno del lugar la policía estaba en alerta.
Por toda la Ciudad Vieja circulaban patrullas, pero no se repitieron los incidentes del domingo. Los comercios abrieron, los turistas paseaban y los musulmanes oraban.
El lugar, que los musulmanes conocen como el Noble Santuario, es uno de los puntos focales del conflicto israelí-palestino. Los judíos lo veneran como el lugar donde se alzaron sus dos sucesivos templos bíblicos, y los musulmanes consideran la Mezquita de Omar (Al-Aqsa) como el tercer lugar más sagrado de su religión.
En el pasado, aun los forcejeos han derivado en conflictos generalizados. Una visita en el 2000 de Ariel Sharon, en ese entonces líder de la oposición y posteriormente primer ministro, provocó incidentes de violencia que duraron varios años.
Israel controla el complejo desde que capturó el sector oriental de Jerusalén en 1967 e insiste en que lo retendrá para siempre, aunque ha dejado su administración a un organismo religioso musulmán.
Los palestinos quieren que Jerusalén oriental, incluyendo la Ciudad Vieja donde se encuentra el complejo sagrado, sea la capital de su futuro estado.