La reciente visita de la secretaria de Estado Norteamericana, Hillary Clinton, entre otras cosas ha dado lugar a una manifestación pública de "absoluta solidaridad" de la Unión de Trabajadores de la Industria del Acero "United Steelworkers", que opera a nivel internacional, a favor de Napoleón Gómez Urrutia, líder del Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos y Similares de la República Mexicana, acusado por la justicia de nuestro país de la disposición ilícita de dinero de los trabajadores, por lo cual se encuentra prófugo en Canadá.
La publicación que apareció en la prensa nacional y a nivel regional en El Siglo de Torreón el lunes pasado, aparece firmada por Leo W. Gerard, quien se ostenta como presidente "internacional" de la United Steelworkers. La publicación mencionada sienta en el banquillo de los acusados al Gobierno de Felipe Calderón y al sistema laboral mexicano en su conjunto, en un manifiesto que ofende a la inteligencia de cualquiera que conozca la historia de nuestro país y del sindicalismo nacional.
El desplegado presenta a la organización que controla Gómez Urrutia como "uno de los pocos sindicatos en México que se ha resistido al control del Gobierno
Los mexicanos bien sabemos que Gómez Urrutia es el beneficiario de un imperio familiar heredado de su padre Napoleón Gómez Sada, dedicado al control del sindicato minero, indisolublemente ligado a la historia del sindicalismo corporativo mexicano.
Este tipo de sindicalismo es hechura y producto del sistema priista de partido de Estado, entre cuyos escombros se encuentra atorada la transición a la democracia plena en nuestro país.
Los gobiernos de la transición ninguna posibilidad de ingerencia han tenido al interior de los sindicatos del viejo régimen, cuyos cuadros han entrado en conflicto por el control de las parcelas de poder, que quedaron vacantes a la caída del sistema priista. Napoleón es parte de esa lucha al interior de las organizaciones sindicales mexicanas y rehén de la corrupción de su propio liderazgo.
Nadie piense que el tal Leo W. Gerard es una hermana de la caridad compadecida de la suerte de su colega mexicano Napoleón Gómez Urrutia o del bienestar de los proletarios de México o del Mundo.
El desplegado que es objeto de comentario revela en su expresión textual que la defensa de Gómez Urrutia entraña una oportunidad de los sindicatos norteamericanos para intervenir en la manipulación del Tratado de Libre Comercio de Norteamérica, en aras de sus propios intereses.
Con la intención de abortar la inclusión de cualquier acuerdo laboral en el marco del TLC, el referido líder sindical "internacional" presenta al Gobierno de México como responsable de una política lesiva a los derechos humanos de los trabajadores, para eludir toda forma de competencia frente a los sindicatos mexicanos y desconocer los derechos de los trabajadores migrantes de nuestro país hacia Estados Unidos y Canadá o dicho en otras palabras, la United Steelworkers va por sus particulares intereses y hace de Napoleón un títere a su servicio y conveniencia.
La huelga estallada en la planta de Met-Mex Peñoles en la ciudad de Torreón es botón de muestra, como una de las muchas consecuencias malignas derivadas del conflicto generado por Gómez Urrutia al interior del sindicato a su cargo y que ha repercutido en la esfera de competencia de las autoridades laborales y judiciales del orden penal en México.
Como es del conocimiento, una sección del Sindicato de Trabajadores Mineros controlada por Gómez Urrutia, tiene la titularidad del contrato colectivo en el área de refinación de la Planta de Peñoles y constituye la excepción radical que fue a la huelga y se mantiene en ella sin razones de equidad ni económicas ni jurídicas, con graves perjuicios para la economía regional.
Otras secciones del mismo Sindicato que han podido sacudirse el control de Napoleón, siguen trabajando en virtud de que han negociado con la empresa en términos satisfactorios para ambas partes y muy por encima de los niveles de salario y prestaciones promedio en nuestro país.
Correo electrónico: