Carccassone, Francia./ Ver la ciudad amurallada en todo su esplendor es un espectáculo inolvidable, y verla desde el canal del Aude, construido por Paul Riquet hace cientos de años como medio de transporte para mercancías y pasajeros, es algo fuera de lo común que le da otra dimensión al trabajo de los constructores de esa magnífica fortaleza; y si esto ocurre en pleno septiembre, cuando la vendimia transforma el paisaje, tanto mejor.
Carccassone, con una historia de siglos, habla de los esfuerzos de sus habitantes para defenderse de los ataques del enemigo, aprovechando su situación favorable, en la cima de una formación rocosa; ha sido testigo de grandes hazañas y cruentas batallas, entre las que destaca lo ocurrido hacia el 1,200 cuando Simón de Montfort decidió perseguir a los albigenses o cataros, que eran acusados de herejía; mas de 20 mil hombres, mujeres y niños fueron asesinados por no pensar como pensaba el Papa, lo que me hace reflexionar sobre la intolerancia.
Intolerancia en las cruzadas, cuando cristianos diezmaban las poblaciones musulmanas y los musulmanes degollaban a cuanto cristiano no pensara como ellos y no se inclinara a Alá; intolerancia de la Inquisición que tanto en Europa como en América sembró el terror en la población; intolerancia en la matanza del 68 en México, en los crímenes no resueltos de Acteal y en tantos otros en que la única explicación es la intolerancia.
¿Será un bloqueo mental?, ¿será nuestra incapacidad para entender que el otro tiene tanto derecho de pensar diferente como nosotros?, ¿será que aún hoy en pleno siglo XXI tenemos mentalidad cavernaria?
Pero como pienso una cosa pienso otra; tres países nos dan ejemplo de lo que puede hacer la tolerancia y la cooperación para fomentar el desarrollo y el bienestar de los pueblos: Francia quedó devastada después de ese absurdo monumental que se llamó la Segunda Guerra Mundial, sus líderes decidieron unir sus fuerzas para reconstruir la república y hoy Francia es uno de los más poderosos países del planeta. Otro ejemplo: España, la España de Franco, pobre, retrasada, aislada del mundo (Europa comienza en los Pirineos, me decía un amigo); muere Franco, todas las fuerzas políticas se unieron en el Pacto de la Moncloa y hoy España es ejemplo para el mundo de modernidad, democracia y progreso. Finalmente, Alemania, dividida por razones políticas, rompe un día el Muro de Berlín, se reunifica y hoy es la potencia mercantil y financiera que preside Ángela Merkel.
¿Qué han hecho los líderes y políticos de esos países? Simplemente olvidaron o relegaron sus diferencias, unieron sus semejanzas y decidieron trabajar en pro del país, con los resultados que todos reconocemos.
Y esto me lleva a pensar en mi México, (sin que sufra el "Síndrome de Jamaicon Reyes"); lamentablemente, ni los políticos de derecha ni los de izquierda parecen conocer lo que es la tolerancia; viven para atacar al contrario e ignoran que tienen más en común de lo que imaginan; gastan gran cantidad de energía en derrotar al enemigo, y desconocen que es simplemente un adversario; su intolerancia les hace cerrar los ojos a los problemas que tiene el país, y bloquean las leyes que pueden beneficiarlo; la última legislatura fue ejemplo de ello: "tomas" de tribuna para no dialogar, razonamientos absurdos para no legislar en beneficio de México, una reforma fiscal que no lo fue, una reforma energética anticuada e incompleta, la intolerancia, la necedad.
Ojalá los años próximos haya más sensatez, más inteligencia, más tolerancia, ojalá.