De acuerdo al dictamen de la Auditoría Superior de Hacienda del Estado de Durango sobre el ejercicio del Ayuntamiento de Gómez Palacio para el año de 2008, el Gobierno Municipal gastó 336 millones de pesos por encima de su presupuesto original, lo que significa un notable 45.6% adicional.
Es una pena que las cuentas referidas hayan sido calificadas de "aceptables" por parte del organismo controlador referido y aún más preocupante que hayan sido aprobadas en el Congreso del Estado de Durango, con el voto de la mayoría priista.
La pregunta obligada en el caso es adónde fue a parar el dinero gastado en exceso en virtud de que el presupuesto quedó corto en obra pública, con el añadido de que el exceso en el gasto no fue destinado al pago de deuda.
De acuerdo a información difundida el día de ayer por El Siglo de Torreón, la mayor parte del excedente en el gasto en Gómez Palacio se orienta a sueldos, salarios, compensaciones, difusión de imagen e información, lo que mueve a sospechar que el sobregasto haya sido fruto de la promoción política del exalcalde Ricardo Rebollo, quien al más puro estilo chapulín abandonó el cargo a la mitad del periodo regular de su gestión, para aventurarse en la búsqueda, por cierto exitosa, de una diputación federal.
El paso inoportuno de un funcionario de elección popular que abandona su cargo para acceder a otro es mal visto por el ciudadano común, porque además de afectar la marcha de los asuntos y de la obra pública suele ser fuente de irresponsabilidad, en la medida en que el interfecto queda dispensado de rendir cuentas.
El alcalde gomezpalatino substituto que está actualmente en funciones, con toda razón puede sacudirse de la responsabilidad que se le pretendiera atribuir en relación a un sobregiro que tuvo lugar en el pasado y considerarse libre de ofrecer explicación alguna, en tanto que el que abandonó el cargo y se fue, simple y sencillamente no se da por aludido, sobre todo si el Congreso del Estado avala la situación a todas luces irregular por virtud de los votos de los diputados del mismo partido del exalcalde tránsfuga, que como tales hacen mayoría.
Lejos de ser un caso de excepción, lo que ocurre en Gómez Palacio se ha convertido en la regla general en nuestro país. La alternancia en el ejercicio de poder trajo consigo una descentralización de funciones y un mayor respeto por la autonomía de los niveles estatal y municipal de Gobierno, incluido el flujo de dinero público que desde la Federación, como nunca ha fluido a las arcas de Estados y Municipios.
Lo anterior fue alentado con la disposición de excedentes presupuestales derivados de los precios del petróleo que hasta hace año y medio implicaron una situación desahogada y hasta bonancible. Pero he aquí que el ciclo de los precios altos del crudo llegó a su fin y el recorte presupuestal que de ello deriva, aunado a la crisis financiera internacional y nuestras propias debilidades estructurales internas, hacen que la situación se torne preocupante.
El inicio de la próxima Legislatura del Congreso de la Unión a partir del próximo primero de septiembre, marcará una nueva época en cuanto a la elaboración de la Ley de Ingresos y el Presupuesto de Egresos, porque las circunstancias obligan a nuestros políticos a abandonar el esquema de repartir el pastel, para acceder a la amarga realidad de administrar la escasez.
Correo Electrónico:
Lfsalazarw@prodigy.net.mx