GUADALAJARA, JALISCO.- "No quiero a nadie aquí, a nadie, ya me tienen hasta la madre", grita un mando del Estado Mayor Presidencial (EMP) a sus efectivos a las afueras del hotel Hilton, donde se hospedan el presidente estadounidense Barack Obama y su comitiva.
Desesperado, ordena a los elementos que no dejen pasar ni autos ni peatones. La calle lucía con personas, familia y autos estacionados. Obama ya está por aterrizar y el Servicio Secreto había llamado la atención al mando del EMP por no atender la logística.
Esta zona y el hotel Intercontinental, donde pernocta el primer ministro de Canadá, Stephen Harper, fueron sellados por más de 600 agentes federales y unos 300 agentes del Servicio Secreto estadounidense y escoltas canadienses.
Militares, a bordo de Humvees, se posicionaron en las avenidas cercanas con armas largas y una metralla calibre .50 colocada a bordo de los vehículos blindados.
Antes del arribo de los mandatarios de Estados Unidos y Canadá, personal del Servicio Secreto y mandos del Ejército repasaron durante dos horas el plan de seguridad previo a la llegada del presidente Obama.
Se implementaron reconocimientos aéreos, patrullajes en la zona céntrica de Guadalajara y en la zona hotelera. Autos y peatones sospechosos eran revisados por los agentes de la Policía Federal.
En la base área militar de Zapopan y en el hotel Hilton, donde se instaló un centro de mando, se detalló cada minuto desde la llegada de Harper, el arribo de Obama y el traslado de ambos al Instituto Cultural Cabañas, sede de la Cumbre de Líderes de América del Norte.
"Ojos abiertos", insistía el mando del EMP a las afueras de la zona hotelera.
La diferencia entre la seguridad de Harper y la de Obama fue exorbitante.
Mientras el primer ministro requirió de sólo un convoy de 12 camionetas blindadas, que recorrió un tramo de 20 minutos desde el aeropuerto al hotel Intercontinental; el presidente Obama fue trasladado en el helicóptero Marine One desde la terminal aérea hasta el Hilton.
Durante el vuelo, de tres minutos, fue seguido por otros dos helicópteros del Ejército estadounidense equipados con artillería.
Una vez en tierra, su camioneta Suburban blindada fue escoltada por 27 camionetas con efectivos de seguridad y 8 unidades más de servicios médicos y equipo de logística.
El cuerpo de seguridad de Obama contó con francotiradores, equipos de reacción, artilleros del Ejército estadounidense y escoltas del presidente que no dejaban de comunicarse por los sistemas de radio.
Todas las avenidas que utilizó el convoy de Obama desde el hotel Hilton hasta el Instituto Cultural Cabañas, fueron restringidas a la circulación. Esto paralizó media ciudad por casi 20 minutos.
El cerco de seguridad para la cumbre en el Instituto Cultural Cabañas, ubicado en el Centro Histórico, quedó instalado con un primer cinturón de la Policía estatal, con efectivos de élite, desde las calles de Morelos y Ángela Peralta.
"Hoy (ayer) nadie duerme, sólo los presidentes", bromeó un agente del EMP, quien asumió la guardia en el hotel Hilton durante la madrugada.
