Día del Padre. Aunque muchas familias aprovecharon para arreglar las tumbas de sus seres queridos, otros tantos recordaron con tristeza a sus padres que ya no se encuentran en este mundo.
Celebrar el Día del Padre no fue lo mismo este año para las familias López, Molina y Galindo; esta vez, el punto de reunión fue el Panteón Municipal I de Torreón.
Acompañada por su hermano Enrique, Rosavelia López desde muy temprano llegó al cementerio con la idea de llenar de flores la tumba de su padre, quien hace apenas un par de meses falleció.
Fue el ocho de abril cuando Enrique López falleció. "Es por eso que estamos aquí, arreglando la tumba de mi padre para después ir a misa y finalmente reunirnos en familia", dice tranquila Rosavelia.
Margarita Molina también desde muy temprano, acudió al Panteón Municipal. Con flores de colores adornó la última morada de su padre, quien falleciera en el mes de abril.
"Estamos un poquito tristes porque se nos fue la cabeza de la familia, pero nunca lo olvidaremos y siempre estará presente en nuestros corazones", dice Margarita mientras barre los alrededores.
Sus hermanos, su madre y sus sobrinos, la acompañaron a celebrar este día. "Antes lo hacíamos desde una semana antes, pero este año es muy diferente, sólo nos reuniremos en casa de mi madre para recordar lo más bonito de mi padre", comenta la mujer, tratando de contener las lágrimas.
Rosario Galindo, al igual que Margarita y Rosavelia, perdió a su padre en el mes de abril, razón por la que el día de ayer se encontraba en este lugar. Flores y hojas de palma así como una nueva cruz fue colocada en la cripta de Don Luciano Galindo.
TRADICIÓN
A diferencia de ellas, María del Socorro, desde hace 15 años, acude en esta fecha para recordar los momentos que marcaran su vida al lado de José Mireles, su padre. "Venimos varias veces en el año para traerle flores y rezar un rosario", comenta Lilia, su madre.
Fue entonces que por un momento, el lugar se vistió de colores y la tristeza desapareció para dar paso a la convivencia familiar; aunque en algunas criptas las lágrimas aparecieron.
A LA BAJA
Quienes también se dieron cita a las afueras del Camposanto, fueron los vendedores de flores y algunos más de antojitos mexicanos.
Las ventas no fueron tan buenas como en el diez de mayo, Día de las Madres. "Siempre en esta fecha las ventas están muy tranquilas, pero hoy (ayer) estuvieron muy malas a diferencia de otros años", comenta Juana González, vendedora de flores desde hace más de 15 años.
La vendedora asegura que este año ha sido uno de los más difíciles, "antes sacábamos un poco de ganancia pero ahora yo creo que ni para eso nos saldrá", dice la mujer mientras espera la llegada de sus clientes.
Aunque algunas margaritas, gladiolas, bombones, nubes y palmas, adornaron varias criptas, otras tantas se quedaron en aquellos enormes jarrones instalados por los comerciantes, en espera de un comprador.
ROSAVELIA LÓPEZ
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