EDITORIAL Caricatura editorial columnas editorial

SOMOS MUCHO MEJOR QUE ELLOS

Mirando A Fondo

VÍCTOR GONZÁLEZ AVELAR

PARA INGRATOS y malagradecidos con México ninguno como el señor Fidel Castro dictador vitalicio de la pobre isla de Cuba.

Bástanos recordar que fue México y el entonces ex presidente Lázaro Cárdenas, quienes proveyeron a los barbones de los recursos económicos y equipamiento militar necesario para invadir la isla.

FUE MÉXICO el que siempre defendió y en todos los foros internacionales al régimen castrista.

México fue el único país que no rompió relaciones con el Gobierno de Fidel, no obstante los daños económicos que colateralmente tuvo que pagar por la radical posición que en lamateria cubana había impuesto el Gobierno de Norteamérica. Durante más de cuarenta años los gobiernos de este país dieron la cara por el barbón y lo defendieron frente a todos inclusive frente a los Estados Unidos.

Además de petróleo barato y hasta regalado, México le envió alimentos y permitió la triangulación comercial de un sinnúmero de suministros alimenticios para que los cubanos no se murieran de hambre, lo que continúa granjeándonos el enojo de nuestro principal socio comercial.

PERO AHORA resulta que el Gobierno de Fidel Castro y al primer estornudo, ordena no recibir a ninguna aeronave mexicana en suelo cubano y manda cerrar su aeropuerto para que no ingrese ningún mexicano a la isla.

OTRO CASO SIMILAR de franco agravio a México es el de la República de Chile, a quien después del golpe militar de Pinochet y por medio de nuestra embajada en ese país a cargo de Martínez Corbala, le dio asilo inmediato a cientos de sus perseguidos políticos a quienes finalmente les prestó un avión para rescatarlos de una muerte segura en manos de la dictadura.

Después les asiló, además se les dio hasta trabajo a miles de esos chilenos perseguidos. Pero también bastó un estornudo de un futbolista de las “Chivas” del Guadalajara, para que se desatara la guerra racista y discriminatoria en contra de los mexicanos.

LA NATURALEZA HUMANA es definitivamente muy fea. Ante lo desconocido o lo que no es igual a ellos, reacciona discriminando y odiando a los “otros”. Al respecto habría que recordar el trato que en el pasado se dio a los leprosos que eran confinados a cuevas alejadas de las poblaciones y vistos con verdadero terror por sus congéneres.

Cuando apareció el Sida, las poblaciones de todos los países reaccionaron con igual odio y discriminación en contra de cualquier ser de color negro o de origen africano.

LO QUE SUCEDE es que la ignorancia históricamente ha dado como resultado la discriminación, el odio y el miedo por parte de las agrupaciones humanas en contra de las “otras”.

Pero para fortuna de todos nosotros, esta crisis sanitaria nos ha permitido revalorarnos y conocer el verdadero tamaño y fortaleza de nuestra nación y el valor de los mexicanos.

NINGÚN país en el mundo había tenido a la fecha, la capacidad de hacer lo que nosotros logramos en estos últimos quince días. Pudimos reorganizarnos para modificar de un día para otro, toda nuestra rutina y vida cotidiana tanto desde el punto de vista social, como del político, económico y educativo. Eso ninguna nación lo había hecho en tiempo y forma como nosotros.

CAMBIAR DE MANERA radical y de un día para otro la rutina de una nación de más de ciento cuatro millones de seres, ha sido un logro espectacular que debemos valorar en su real dimensión.

No nos podemos imaginar a New York, París, Berlín, Bejín o Los Ángeles sin escuelas, sin restaurantes, sin espacios de reuniones, sin público en los estadios, sin cines, sin teatros, sin oficinas gubernamentales ni tribunales, y eso en México lo logramos de manera voluntaria, responsable y de inmediato.

QUIZÁ ESTA CONDUCTA solidaria nos recuerda, la que tuvieron los capitalinos después del terrible temblor del 85, cuando la solidaridad de todos con todos, fue la nota distintiva de la tragedia. Aquello nos parece muy similar a lo que ahora nos sucede. La calidad humana de los mexicanos finalmente se impuso al enorme problema.

En el 85 todos nos ayudamos, todos nos apoyamos, hombres “topos” salvando atrapados, cientos de anónimos ciudadanos realizando actos heroicos por todas partes y en todos los edificios derruidos, y lo más maravilloso: no hubo un solo saqueo ni un acto de vandalismo.

ÉSE ES REALMENTE el tamaño de los mexicanos que hoy enfrentan la epidemia de la influenza humana con optimismo, voluntaria disciplina, sacrificio y respeto a sus semejantes.

POBRES DE AQUÉLLOS pueblitos malagradecidos que hoy nos señalan con rencor, odio y discriminación. Y es que en el fondo los que nos discriminan tienen toda la razón del mundo: los mexicanos no somos como ellos, somos muy diferentes a ellos. Somos mil veces mejor que ellos.

Comentarios gaasoc@ hotmail.com

Leer más de EDITORIAL

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 431599

elsiglo.mx