La extrema derecha republicana en los Estados Unidos sigue sin poder digerir la victoria de Barack Obama. Y continúa cilindreando a los delirantes de siempre, con una serie de teorías destinadas a desacreditar al morenazo que le regresó la Casa Blanca a los demócratas.
De hecho, esa operación de zapa empezó desde la campaña presidencial del año pasado. En ese entonces se alegaba, por ejemplo, que Obama no era cristiano, sino musulmán. No por nada su segundo nombre es Hussein. Y ya sabemos cómo reacciona el culto público americano a todo lo islámico o que suene árabe.
A fin de cuentas esas acusaciones no tuvieron mayor impacto
Otro de los alegatos para quemar a Obama era que en realidad no había nacido en Hawaii; y que por tanto, constitucionalmente, no puede ser Jefe de la Rama Ejecutiva del Gobierno de Estados Unidos. Ese run-run circuló profusamente en las últimas dos o tres semanas previas a los comicios de noviembre pasado.
Lo interesante es que, meses después, ése sigue siendo un argumento de la extrema derecha más delirante. Pese a que se han presentado pruebas contundentes, incluidas inserciones pagadas en los periódicos hawaiianos de 1961 anunciando la llegada al mundo del muchachón, los paranoicos usuales continúan vociferando que Obama no es norteamericano.
Pero lo más bizarro es que semejante creencia no es exclusiva de los loquitos extremistas: una encuesta reciente muestra que un sorprendente 28% de los republicanos está seguro de que Obama no es americano; en tanto que un 30% del mismo partido "no está seguro" al respecto.
O sea que más de la mitad de los republicanos no se halla convencido de que Obama nació en suelo norteamericano. Bueno, en una isla. Entre demócratas e independientes, el porcentaje anda entre el 7 y el 17%. Ahí vemos cómo los extremistas alejan al Partido Republicano de las principales tendencias del electorado promedio. Y luego se quejan de cómo han ido perdiendo terreno en todos los ámbitos.
Todo ello no pasaría de ser una simple anécdota, de no ser porque ese tipo de argumentos sirven de munición a los extremistas violentos
