Sting. (Archivo)
MEXICO, DF.- Está científicamente comprobado: el cerebro del cantante Sting es diferente. Pero él no lo sabe. O por lo menos dijo no querer saberlo.
Considerado como un genio de la música pop, el ex líder de The Police fue sometido a un análisis cerebral para conocer la manera en que respondía a ciertos estímulos musicales. La idea fue de Christina Pochmursky, periodista y productora del documental “Inteligencia musical” que se transmitirá por National Geographic este sábado.
Durante 45 minutos, el cerebro de Sting fue escaneado mientras lo exponían a diferentes tipos de música, desde óperas hasta canciones folklóricas.
Al salir del laboratorio, los médicos quisieron explicarle lo que habían encontrado pero Sting se negó: “No quiero saberlo, no lo necesito. Es una manía de artista, siento que mi inspiración no debería ser explicada de manera científica porque perdería su halo de magia”.
El cantante accedió a ver algunos mapas en la computadora pero solamente como diversión. No vio ahí la fórmula matemática que explicara su talento para escribir música”.
Pochmurski lo entendió: “Sé que los artistas tienen una idea metafísica de la inspiración. De todos modos Sting fue muy amable en prestarnos su cerebro”.
Sting no quiso conocer el resultado pero el público si lo verá en el documental. Lo más interesante fue saber que Sting escucha la música como si fuera un arquitecto que está elaborando planos para construir un edificio complejo.
“Construye esquemas y decodifica las notas hasta convertirlas en partituras. Es como si tuviera la capacidad de tomar la música y deconstruirla para luego armarla de nuevo en un rompecabezas”.
La razón es que el cerebro de Sting es diferente. Pochmursky explica: “Así como un músculo se tonifica con el ejercicio, constatamos que el cerebro de Sting tiene ciertas habilidades que ha desarrollado luego de todos estos años dedicados a hacer música. Realmente tiene un cerebro muy fuerte”.
La periodista señala que esta habilidad no es privativa de Sting: “No estamos hablando de un ser superior sino de constancia y disciplina. Al nacer, todos tenemos su capacidad suficiente para entender la música, sin importar qué género sea. Con el tiempo, nosotros ejercitamos el cerebro en ciertos rubros”.
Es decir, que un canadiense septentrional bien podría convertirse en sonero caribeño si emprendiera la tarea de educar a su cerebro en ese género musical desde su infancia más tierna.
En el caso de Sting, su mayor entrenamiento fue haber dedicado tres años de su vida a aprender a tocar la guitarra. “Eso se refleja ahora en su cerebro que es perfeccionista y activo”, explica Christina Pochmursky
Pero esta es la explicación científica que Sting no quiso escuchar. “Yo soy una artista, no un científico”, responde cuando le preguntan la razón por la que se negó a conocer los resultados del escaneo.
“Prefiero quedarme con la parte mágica del asunto, con la química que encuentro en la inspiración”. Y así fue.
El programa contará con la participación del rapero estadounidense Wyclef Jean y del croner canadiense —y novio de Luisana Lopilato— Michael Bublé.
