Superhéroe. Entre broma y broma, Juan Antonio le pide a Ismael que cuide más de su salud, pues aunque estaría dispuesto a ayudarlo una vez más, sería casi imposible hacerlo.
Una falla en los riñones puso al joven Ismael de cara con la muerte, pero gracias a que Juan Antonio, su padre, le donó uno de sus dos órganos, ahora puede pasar más tiempo con él, su auténtico héroe de carne y hueso.
TORREÓN.- De la noche a la mañana, la vida de Ismael cambió por completo. Hace once meses le diagnosticaron una falla en los riñones que le pudo haber costado la vida; pero hoy tienen una segunda oportunidad, gracias a su padre, Juan Antonio Martínez, quien se convirtió en su héroe de carne y hueso.
LA HISTORIA
Fue en abril del año pasado, cuando un problema respiratorio apareció en Ismael, de 22 años de edad. De inmediato, los padres del joven enfermo, lo trasladaron a la clínica del Instituto de Seguridad Social al Servicio de los Trabajadores del Estado (ISSSTE).
El médico en turno descartó cualquier complicación y aseguró a los padres que su hijo saldría del nosocomio al siguiente día, pero su salud empeoró.
"Todo se le alteró; la presión arterial, el nivel del azúcar, todo, todo estaba muy mal. Entonces el doctor se alarmó y nos dijo, 'vamos a hacerle exámenes de todo porque esto está muy mal, le quedan horas de vida", dice Juan Antonio, recordando con tristeza aquellos terribles días.
Se le practicaron varios exámenes, cuyos resultados no fueron muy alentadores. "Salió que andaban mal sus riñones... le hicieron ultrasonidos, tomografías, de todo. Y resultó que sus riñones estaban dañados, que estaban dejando de funcionar, que sólo trabajaban en un 10 por ciento, cuando deben de trabajar al cien", recuerda su padre.
La noticia les cayó como un balde de agua fría. "Ahora ¿qué hacemos, qué sigue?" se preguntaban tanto Irma, su madre, como Juan Antonio.
De inmediato, a Ismael le fue colocada una sonda de más de dos metros, para la hemodiálisis a la que debería ser sometido, a fin de garantizarle una buena calidad de vida, "porque su cuerpo ya estaba envenenado, de lo contrario podría morir", dice su padre.
EL VÍA CRUCIS
"Entonces le conectaron un catéter en el pecho y tres días a la semana iba a que lo conectaran a un máquina para la hemodiálisis, para limpiarle la sangre para que no se pusiera más grave", explica Juan Antonio, quien en todo momento estuvo al lado de su pequeño.
Así pasaron los meses de abril, mayo, junio y julio, y la fe de Juan Antonio se mantenía fuerte. Pero su padre no esperó sentado en casa una solución para Ismael. En la clínica del ISSSTE recorrió cada uno de los pasillos y consultorios, en busca de buenas noticias.
Fue Sandra Luz Sánchez Vitela, coordinadora de trasplantes del nosocomio, quien explicó a la familia sobre la enfermedad de su hijo y sobre el trasplante de riñón al que debería someterse para salvarle la vida.
"Era necesario porque la hemodiálisis es algo temporal, que a la larga va deteriorando el cuerpo", explica Martínez.
Aunque intentaba hacerse el fuerte, Juan Antonio quedó desconcertado con la noticia. "Cuando llegué con la doctora me abrí camino. Me entrevisté y nos dijo qué se podía hacer. Entonces nos dijo detalladamente cuál era su problema en los riñones y qué es lo que teníamos que hacer para cumplir con el protocolo de trasplantes".
UNA LARGA ESPERA
Para que Ismael se sometiera a un trasplante de riñón, debía cumplir con otra serie de exámenes médicos, los cuales de pasarlos exitosamente, sería inscrito en la lista de espera a nivel nacional.
Juan Antonio recuerda que eran más de cuatro mil los pacientes, quienes al igual que su hijo, esperaban un riñón, pero Ismael debía quedar en último lugar de aquella enorme lista.
Aún con una profunda tristeza en su mirada, el padre de Ismael recuerda que la doctora les informó que sería una larga espera, "pues nos dijo que podría pasar un día, un mes o incluso años, para que llegara el turno de nuestro hijo, fue entonces cuando sentí que el mundo se me venía encima".
Pero no todo estaba perdido. La coordinadora de trasplantes les dio una nueva esperanza. "Nos comentó que si teníamos un donador vivo, el procedimiento sería mucho más rápido", dice sonriente Juan Antonio.
Fue entonces cuando toda la familia Martínez Lezama comenzó a trabajar en la búsqueda de ese donante. Sus tres hermanos y sus padres se sometieron a una serie de exámenes, para determinar su compatibilidad. Los resultados revelaron que sólo sus dos hermanos y su padre, eran los candidatos ideales para los donadores de aquel riñón que Ismael requería con urgencia para poder sobrevivir.
De inmediato, Juan Antonio comenzó con los estudios protocolarios. "Yo empecé y me dijeron que conforme pasaran los exámenes, me iban a practicar otros. Pues si llegaba a salir uno mal, ya no podía ser donador", comenta el padre.
A exámenes de: Sida, sífilis, de corazón, de pulmón, psicológicos, psiquiátricos, entre otros, fue sometido el padre de Ismael, sin importarle lo dolorosos que éstos fueran.
CONTANDO LOS DÍAS
Aunque padre e hijo iniciaron con los estudios necesarios en el mes de abril, fue en mayo cuando Juan Antonio concluyó exitosamente con el protocolo. Mientras que Ismael, terminó hasta el 12 de junio con todos los exámenes necesarios para la intervención.
"En ningún momento dudé en entregarle un riñón a mi hijo", dice visiblemente emocionado.
Aunque complicada, Juan Antonio asegura que la cirugía nunca despertó en él algún temor. "Sandra luz nos dio una explicación detallada, y nos dijo que no había problema, que esto era posible, que ese problema que mi hijo tenía, se podía solucionar y que no habría secuelas".
En cuanto terminaron los estudios para Juan Antonio, éste deseaba la cirugía de forma inmediata "yo les decía que se hiciera la operación al día siguiente", comenta tratando de evitar que una de sus lágrimas escape por sus ojos.
Por fin los exámenes de Ismael terminaron. De inmediato se programó una fecha para la intervención, la cual fue cancelada por algunos contratiempos. Pero una nueva fecha se estableció: 18 de julio.
Los días eran eternos para aquel padre que ansiaba ver a su hijo reír o correr. Y es que, durante esos cuatro meses, Ismael sólo podía caminar de su recámara al baño y viceversa.
"Debíamos extremar todas las medidas higiénicas, porque cualquier gotita que pudiera caer en su herida o en un catéter, podría representar un grave problema".
Aunque su hijo ya no era aquel muchacho que solía salir por las mañanas y regresar a casa a la hora de la cena, y que su salud no mejoraba, su padre jamás pensó en "tirar la toalla". "Yo desde siempre supe que todo iba a salir muy bien, lo que me apuraba un poco, eran los resultados de mis exámenes".
Luego de varios meses de angustia y desesperación, por fin el día de la operación llegó. Tras varias horas, la cirugía concluyó satisfactoriamente. Un par de días bastaron para que Juan se recuperara.
A once meses de lo sucedido, ahora ambos pueden sonreírle nuevamente a la vida. "Está en deuda conmigo, yo creo que con esta experiencia valorará un poco más la vida... yo le digo que se cuide, porque ya sólo me queda un riñón", dice entre bromas.
A un lado de su héroe de carne y hueso, el joven comenta que estos terribles meses fueron como un "estirón de orejas", "porque ya me estaba portando un poco mal", dice mientras abraza a su padre.
Hoy más que nunca, Ismael asegura que tiene motivos muy especiales para festejar el Día del Padre, "porque veo todo su esfuerzo y digo, ¡caramba, sí me quiere de verdad!", puntualiza.
Vuelve a 'traer al mundo' a su hijo: El señor Juan Martínez donó uno de sus riñones a su hijo Juan Ismael, cuando éste se encontraba al borde de la muerte. (Video de El Siglo de Torreón)
Historia del Día del Padre en el Mundo y En México
La idea de celebrar el Día del Padre nació en el año de 1909. Una mujer llamada Sonora Smart Dodd, originaria de Washington, propuso la idea de celebrar a los padres.
Esta mujer quería homenajear especialmente a su padre, quien era un veterano de la guerra civil llamado Henry Jackson Smart, que enviudó cuando su esposa falleció durante el trabajo de parto de su sexto hijo y, a partir de ahí, se hizo cargo de criar a sus niños cumpliendo el rol de padre y tratando de cumplir el de madre.
Como el señor Smart había nacido el 19 de junio, ella propuso el día de su cumpleaños para esta especial celebración.
La idea de instituir un "Día del Padre" fue acogida con entusiasmo por muchas personas en diversos condados y ciudades.
El primer Día del Padre se celebró el 19 de junio de 1910 en Spokane, Washington. En ese mismo tiempo en varias ciudades de Estados Unidos.
Pero no fue sino hasta 1924 cuando el entonces presidente Calvin Coolidge apoyó la idea de establecer un día nacional.
En 1966 el presidente estadounidense Lyndo Johnson, firmó una proclamación que declaraba el tercer domingo de cada mes de junio como día del padre en la Unión Americana.
En México al igual que otros países de latinoamericanos adoptaron el tercer domingo de junio como día oficial del padre.
Al igual que el Día de la Madre muchas familias acostumbran reunirse y realizar alguna convivencia en nombre de los padres, abuelos o padrastros. Se organizan las familias para preparar algún platillo, se les reparten obsequios a los papás o simplemente se trata de que ellos pasen un rato agradable en compañía de toda su familia.