Como en casa. Actualmente la Casa Hogar alberga a un total de 39 menores, entre niños y niñas, la mayoría en situación de riesgo. Despedida. Cada domingo por la tarde, los menores que van a casa a pasar un fin de semana en familia, deben regresar a la Casa Hogar 'Divina Providencia', para reencontrarse con sus compañeros y con la Tía Marthita, quien durante 13 años ha servido a este lugar. EL SIGLO DE TORREÓN / FERNANDO COMPEÁN Despedida. Cada domingo por la tarde, los menores que van a casa a pasar un fin de semana en familia, deben regresar a la Casa Hogar 'Divina Providencia', para reencontrarse con sus compañeros y con la Tía Marthita, quien durante 13 años ha servido a este lugar.
"Simplemente puse en blanco mi mente y dije, tengo que llegar hasta donde están mis hijas, tengo que llegar bien y que Dios me acompañe", fue lo que pensó Dora Alicia la tarde del viernes 23 de octubre, cuando una patrulla de la Policía Municipal fue atacada a balazos por un grupo armado a tan sólo unas cuadras de la Casa Hogar, donde sus pequeñas son atendidas mientras ella trabaja.
Vicky, Alicia y Estelita, de ocho, siete y cinco años de edad, respectivamente, viven, estudian y juegan en la Casa Hogar Divina Providencia, ubicada en la colonia San Joaquín, uno de los sectores considerado como de los más conflictivos de la ciudad.
Pese a ello, las menores deben permanecer en este lugar durante toda la semana y regresar sólo por un par de días a su hogar para que Dora, su madre, tenga la oportunidad de trabajar. "Tiene uno que echarle ganas y como a veces no hay con quién dejar a los niños, están aquí mejor cuidados, a que anden en la calle", comenta.
Vive en Zaragoza Sur, colonia que, paradójicamente, califica como peligrosa para el bienestar de sus hijas. Y es que asegura que de no tenerlas en esta casa hogar, las niñas deberían de permanecer en casa, solas, sin la supervisión de un adulto, condición que pudiera animarlas a salir a la calle "o incluso que un maleante entrara".
MALA EXPERIENCIA Hace unos días, la mujer vivió una de las experiencias más amargas. Eran las dos de la tarde cuando salió de trabajar dispuesta a recoger a sus hijas para llevarlas de regreso a casa como todos los viernes. De pronto, varias detonaciones de arma de fuego la alertaron.
Minutos más tarde, decenas de soldados llegaron al lugar para resguardar la zona. El miedo comenzó a invadirla, pues los disparos no cesaban.
"Yo venía a mitad de camino y simplemente puse en blanco mi mente y dije, tengo que llegar hasta donde están mis hijas, tengo que llegar bien y que Dios me acompañe", cuenta aún con nervios. El camino parecía interminable hasta que por fin, llegó a su destino. Desesperada corrió a los brazos de sus tres pequeñas dándole gracias a Dios por esa oportunidad.
"Nos fuimos como a las 3:30 porque teníamos que esperar a que ya no hubiera tanto peligro", relata Dora Alicia.
Pero éste, ni otros eventos similares han sido un obstáculo para que las menores regresen a su segundo hogar con la alegría de reencontrarse con sus compañeros.
ENCOMENDARSE A DIOS
Tan sólo en el mes de octubre se han registrado dos hechos de sangre. El domingo 18 un grupo armado atacó el convoy donde viajaba el jefe de la Policía, Karlo Castillo, quien salió ileso debido a que sus escoltas repelieron la agresión.
"Al escuchar este tipo de noticias, nosotros simplemente nos encomendamos a Dios y rogamos que estén bien los niños, hablamos a la Casa Hogar y cuando nos dicen que se encuentran bien, que no les pasó nada, nos quedamos tranquilas", comenta Epimenia, madre soltera de tres pequeños.
Aunque los niños aún se estremecen al escuchar algún disparo, para los niños de este lugar, tirarse al suelo, esconderse bajo las camas o resguardarse en el clóset para que ninguna bala los lastime, les incomoda.
"Hace poquito, una vez que mataron a uno, me cuentan que estaban tiradas en el suelo, por lo mismo, pero aún así dicen que están muy a gusto porque las tratan bien", dice Epimenia.
SERVICIO Y es que en la Casa Hogar Divina Providencia, fundada el 30 de octubre de 1996 por el padre David Estala Silva, a los niños, principalmente de hogares desintegrados, se les brinda casa, alimento y estudios.
"Para nosotros es la mejor opción porque así, tenemos la oportunidad de trabajar para poder pagar todos los gastos, si no cómo le haríamos", dice la mujer.
Debido a los enfrentamientos registrados en el sector en los últimos meses, pensar en la reubicación de la casa alegra a las madres de familia, que a su vez se desaniman por la falta de recursos y apoyos para concretar el proyecto.
Tanto el padre Estala como quienes laboran en este sitio, esperaban que este sueño se cristalizara en algunos años, inicialmente por la falta de espacio y ahora más que nunca por la inseguridad.
De acuerdo con la tía Martha, responsable de su funcionamiento, la ubicación y el ambiente que viven los niños casi a diario, impide que el objetivo de esta institución se pueda lograr, ya que la mayoría de los menores que son atendidos en el albergue, fueron separados del seno familiar por la violencia que vivían en su interior con la idea de ofrecerles un lugar más cariñoso y tranquilo.
"Tenemos que empezar de cero porque no tenemos nada, estamos tratando de conseguir un terreno para hacer una casa más apropiada, con un jardín para que los niños tengan dónde jugar, aquí lo tienen, pero es un espacio muy reducido", indica Guillermina, miembro del patronato.
Por su parte, Epimenia y Dora Alicia aseguran que de concretarse este añorado proyecto, "los seguiríamos hasta donde sea, aunque ahora donde quiera es lo mismo, pero con que haya menos balaceras es mejor", dicen.
Razón por la que hacen un llamado a la ciudadanía "que se les ablande un poco el corazón porque somos muchas mamás las que estamos solteras por distintos problemas y no podemos cuidarlas y tenemos que trabajar, salir adelante ahora que la crisis está dura con mayor razón... y tenemos la ilusión, como muchos en la Casa, que se concrete esta idea".
SACRIFICIO Mayra, también madre de familia de una menor, comenta que alejarse de su pequeño es difícil pero asegura que es un sacrificio que vale la pena vivir. "Sé que en este lugar están mucho mejor, además tenemos que trabajar para salir adelante", comenta.
Para Dora Alicia resulta difícil separarse domingo a domingo de sus hijas, "es su infancia la que nos estamos perdiendo pero como mamás no nos queda de otra que luchar para sacarlas adelante", comenta decidida la madre de familia.
Epimenia sufre lo mismo, pero asegura que en cada separación les dice a sus pequeñas "mi'jas no crean que las dejo aquí porque no las quiera, sino porque tengo que trabajar".
En tanto no se concrete el proyecto de reubicación y continúe la ola de inseguridad en la región, las madres de familia seguirán viviendo momentos de angustia y expresando frases como "ay, Diosito, cuídamelas y protégelas", aunque también disfrutarán la satisfacción de ver que sus hijos son personas de bien, gracias a la formación que les brinda la Casa Hogar Divina Providencia.
FUENTE: CASA DIVINA PROVIDENCIA DORA ALICIA
Madre de familia
MAYRA
Madre de familia
EPIMENIA
Madre de familia
Cumplen 13 años
Ubicada en las faldas del Cerro de la Cruz, justo en la colonia San Joaquín, se localiza la Casa Hogar "Divina Providencia".
Se fundó un 30 de octubre de 1996 por el padre David Estala Silva, con la única intención de ayudar a niños desamparados o en situación de riesgo.
Para celebrar sus 13 años de servicio, el patronato decidió recorrer sus festejos para el pasado cinco de noviembre.
"Sólo será una misa de acción de Gracias, porque los pocos recursos que se tienen preferimos invertirlos en la Casa y no en grandes celebraciones", comentó Guillermina, presidenta del patronato.
Una vez más, Guillermina hizo un llamado a la comunidad, a que apoye con su buena causa "a fin de poder realizar nuestro más grande sueño, que es tener una casa más grande y sobre todo fuera de peligro", comentó.
Y es que en la Casa Hogar "Divina Providencia", en cada ciclo escolar alberga a decenas de menores de entre los cuatro y 13 años de edad. Esta vez, la cantidad de niños se redujo de 56 hasta los 39, debido a los problemas de inseguridad que se viven en este sector de la ciudad.
Ayuda
Para contribuir a la causa de la Casa Hogar:
⇒ Acudir a Prolongación Presidente Carranza número 2120 Poniente en la colonia San Joaquín.
⇒ Llamar al teléfono 7-16-76-53.
Sueñan con una casa alejada de los balazos: Las madres de familia que tienen a sus hijos en la Casa Hogar Divina Providencia piden el apoyo de la sociedad para su reubicación, dada la peligrosidad de la zona. (Video de El Siglo de Torreón)
Noticias relacionadas
Siglo Plus