Sólo quien lo ha vivido puede afirmarlo. Pero presentarse en combate pugilístico en el terreno del contendiente es ir contra todos los pronósticos.
En primer lugar, el visitante es hostigado por el público de la localidad. Y si el pleito es de suma importancia, en donde se juega hasta la vida (campeonato del mundo), las amenazas de muerte no se hacen esperar.
Esto fue lo que le pasó al peleador lagunero, aspirante al fajín mundial de los pesos medio versión Consejo Mundial de Boxeo, Marco Antonio "Veneno" Rubio, cuando tuvo la osadía en el mes de febrero pasado de ir a la casa (Youngstown, Ohio) del monarca de la división Kelly "Fantasma" Pavlik a intentar arrebatarle el cinturón.
Dicen que no es bueno hablar a toro pasado, porque se encuentran muchas justificaciones.
Sin embargo no es el caso del "Veneno" Rubio, con quien tuvimos la oportunidad de platicar por espacio de dos horas de lo acontecido en aquella fatídica fecha de principio de año.
Y fue muy honesto al reconocer que el "Fantasma" le ganó bien, que tuvo la oportunidad de haberle ganado, y regresado a México (Torreón, su tierra natal), con el cinturón, sueño largamente anhelado, pero simplemente no se pudo.
"No hay justificación de la derrota, porque millones de aficionados vieron el desarrollo de la pelea por la pantalla chica. Entonces no debemos buscar culpables.
"Lo que sí quiero dejar muy en claro es que tuve la oportunidad de mi vida, siento que me preparé como nunca, es más, me sobreentrené, porque la gente que vio la pelea no vio al 'Veneno' de siempre.
"Esa noche, posiblemente por tanta tensión y estrés, y la verdadera falta de un buen equipo de trabajo en la esquina, me vi muy mal y, siendo honesto, el tremendo 'Fantasma' en ningún momento del combate me lastimó y vaya que sí pegaba duro".
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