El mundo anda necesitado de consuelo. La recesión pegó en todos lados y la ilusión del progreso murió entre cuentas vencidas, gripe del cerdo, piratas somalíes y demás paranoias (reales e imaginarias) que agobian a las naciones. Por eso, cuando hace unas semanas subió a cantar la gordita Susan Boyle en el Show Britain got Talent el mundo se emocionó hasta las lágrimas de ver a tan poco agraciada dama con esa voz angelical. Era la proyección de la miseria colectiva que encontraba un consuelo: si bien el empaque andaba fregado, tal vez del interior podía salir algo bello (y eso aplica para la vasta mayoría de feos que habitamos este planeta). Por un momento, las chicas curvilíneas quedaron anuladas frente a otro tipo de hermosura, el de Susan Boyle. Pero soy un amargoso y para mi mala fortuna, no me emocioné para nada porque creo que todo lo que sale de Britain got Talent -Paul Potts incluido- es una farsa bellamente escenificada. Aquí lo único que me mueve a las lágrimas es el talento de Simon Colwell, el juez odioso, empresario y creador de esta franquicia, que se ha forrado con estos shows que en tiempos de crisis vienen como anillo al dedo. No puedo creer que Boyle, Potts -y los que vengan- llegaron a ese escenario porque sí. Creo que hay un equipo que busca a este tipo de personas para presentarlos y sacar verdaderas fortunas. El negocio es redondo: el público llora a mares (necesitamos que este feo mundo cante como un ruiseñor, como no) se venden discos, el Internet se satura y Simon Colwell, el verdadero genio, se hincha de lana. Lo único que no creo es la carita se sorpresa de Colwell cada que ve un talento "milagroso". Pero aún con eso, no puedo negar mi admiración por este tremendo lobo de los medios globales de comunicación. Britain got talent es un hipnótico ejercicio de edición y narrativa televisiva. Es la banalidad elevada al rango de arte. Ya le dediqué un rato a buscar en youtube y la verdad me he divertido mucho. Mi favorito, por encima de Susan Boyle y cualquier otro, es sin duda Mr. Methane (que suena más bonito en español, "el Señor Metano") un flatulista profesional que concursó en la última temporada de Britan got talent.
Dudé mucho de que hubiera flatulistas profesionales pero una breve búsqueda en Internet abrió mis ojos y me guió por la fabulosa historia de los flatulistas cuya tradición parte de "Le Petomane", flatulista del Siglo XIX entre cuyos fanáticos estaba el propio Sigmund Freud. ¿Qué es un flatulista? Como su nombre lo dice, el que expulsa gases gástricos de manera melódica. Usualmente nuestro cuerpo descansa con trompetillas estomacales cacofónicas (nunca mejor dicho) pero hay virtuosos que pueden hacer música con ello. El señor metano es uno de esos elegidos. Por supuesto fue eliminado de inmediato, pero su versión del "Danubio Azul" con el micrófono pegado al trasero aún resuena en mi corazón. Escuchar a los políticos que aseguran que lucha contra el crimen avanza, que estamos cada vez más seguros y oír al Señor Metano son ejercicios afines. Sólo que, sin duda, Metano lo hace con honestidad y arte, cosa que lo pone por encima de sus competidores.
Ana me cuenta que su hermano fue diagnosticado con la gripe porcina y que, afortunadamente, ya está sano y fuera de peligro. Santa vaca. Yo pensaba que esto de la pandemia era un invento más de Simon Colwell. No pues al tiro todos, a lavarse manitas como Dios manda. Un abrazo y nos leemos la próxima...