Les toca poco. Los recursos aprobados por el Congreso para la población indígena son limitados, se gastan de manera ineficiente. ARCHIVO
MÉXICO, DF.- Aunque representan el 10 por ciento de la población total del país, los indígenas son destinatarios sólo del 1.6 por ciento del gasto federal programable.
Y además de que los recursos son limitados, se gastan de manera ineficiente, de acuerdo con evaluaciones oficiales y de organizaciones civiles.
Para 2009, el Congreso etiquetó 37 mil 603 millones de pesos para los indígenas, de los poco más de 2 billones de pesos del gasto programable, lo que representa un aumento de 17 por ciento respecto a 2008.
La mayor parte de esos recursos se ejerce a través de la Secretaría de Desarrollo Social, la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI), la Secretaría de Educación Pública, y las aportaciones federales para estados y municipios.
De acuerdo con la Auditoría Superior de la Federación (ASF), el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), y la organización Gestión Social y Cooperación (Gesoc), los resultados de los programas enfocados a los grupos indígenas dejan qué desear.
En su revisión del gasto de 2007, la ASF concluyó que la cobertura de los programas de la CDI es reducida y carecen de indicadores para conocer el impacto que tienen en las poblaciones indígenas. Ese año se presupuestaron 7 mil 24 millones de pesos, 30 por ciento más que el anterior, y sólo se ejercieron 5 mil 200 millones.
El programa de acceso a la salud, atendió apenas al 0.1 por ciento de los 8 millones 146 mil indígenas que no cuentan con ese servicio. El Programa Fomento y Desarrollo de las Culturas Indígenas atendió a 16 mil integrantes de alguna etnia, equivalente apenas al 0.2 por ciento de la población nacional objetivo. Y el Programa de Albergues Escolares atendió sólo a 26 por ciento de los casi 300 mil niños y niñas que requieren cama y comida para estudiar. Las evaluaciones externas de los programas de la CDI, coordinadas por el Coneval, no son más alentadoras.
En general, advierten que los programas no cuentan con metas a corto, mediano y largo plazo y carecen de indicadores para conocer el impacto de los programas en la vida de los indígenas.
Sobre el Programa de Infraestructura Básica -que para 2009 dispone de 4 mil millones de millones- concluyen que su diseño no es adecuado para alcanzar su propósito, además de que sus criterios de elegibilidad posibilitan su uso discrecional.
Gesoc, por su parte, realizó el año pasado una evaluación del diseño de los programas sociales, con base a los lineamientos y evaluaciones de Coneval. La CDI reprobó con 5.6 en una escala del 1 al 10 en el diseño, alineación, operación y resultados de sus programas. La Sedesol obtuvo 4.9 puntos. El promedio nacional fue de 6.3.
La propia CDI reconoce que el gasto destinado a los indígenas ha mantenido un curso errático en esta Administración.
"Sería importante incrementar la participación del sector salud y el agropecuario (que disminuyó en 21 por ciento entre 2007 y 2008) ya que en materia de acceso a los servicios de salud el rezago en la población indígena aún es considerable. Sólo el 27.3 por ciento de la población indígena es derechohabiente de algún tipo de servicio de salud", señaló en su informe de actividades del año pasado.
Para 2009 el presupuesto destinado a salud aumentó 17.5 por ciento y el de agricultura 36 por ciento, pero el de proyectos productivos disminuyó 82 por ciento.