"Montar a caballo en una calle te hace sentir importante,
Aunque no lo seas."
Will Rogers
Me imagino que Marcelo Ebrard debe haber sido uno de esos niños a los que su madre no dejaba salir a jugar a la calle. Sólo así puede entenderse su obsesión por salir a jugar a las calles y en particular al Paseo de la Reforma.
La principal avenida de la Ciudad de México se ha convertido, de hecho, en un botín político en los últimos tiempos. Lo curioso es que una de las grandes virtudes de Andrés Manuel López Obrador como jefe de Gobierno de 2000 a 2005 fue recuperar ese Paseo de la Reforma y una parte importante del Centro Histórico de la Ciudad de México. López Obrador promovió no sólo la construcción de nuevos e impresionantes edificios de oficinas y hoteles, sino también el renacimiento de la zona como lugar de residencia.
Sin embargo, una vez que perdió las elecciones de 2006, López Obrador pareció querer destruir su propia obra y entre el 30 de julio y el 14 de septiembre mantuvo en el Paseo de la Reforma, con un pequeño grupo de simpatizantes y el apoyo del Gobierno del Distrito Federal, que entonces encabezaba su lugarteniente Alejandro Encinas, un plantón que dejó enormes daños económicos.
Desde que asumió el mando del Ggobierno capitalino en diciembre de 2006, Marcelo Ebrard ha buscado también promover la inversión en nuevos conjuntos de oficinas, hoteles y residencias en el corredor Reforma-Centro Histórico. Esto beneficia al erario capitalino, porque implica un aumento espectacular en el predial que se cobra por metro cuadrado de terreno. Ebrard, sin embargo, está tomando cada vez con más frecuencia la zona para llevar a cabo sus actos de promoción política. Si López Obrador privatizó el Zócalo para beneficio propio, Ebrard lo está haciendo ahora con el Paseo de la Reforma... aunque sin dejar el Zócalo.
El cierre de la principal avenida de la Ciudad de México se ha convertido en un acontecimiento cotidiano. El jefe de Gobierno empezó por cerrar los carriles centrales cada domingo para sus ciclotones. Ha organizado también ahí conciertos frecuentes; este próximo sábado 19 de diciembre lo hará por enésima vez. Desde la colocación del árbol navideño en la Glorieta de la Palma, los cierres de Reforma se han llevado a cabo todas las noches, lo cual genera contaminantes embotellamientos de tránsito y dificultades para las personas para llegar a sus casas, cuartos de hotel o centros de trabajo. Desfiles, como el "navideño" realizado este pasado domingo 13 de diciembre, se reflejan también en el cierre de la avenida. El Gobierno capitalino ha permitido además que prolifere el comercio informal en Reforma generando una competencia desleal para los comercios formales de la zona.
Encandilados por la posibilidad de utilizar espacios públicos para la autopromoción política, ya otros recurren a la fórmula de Ebrard. Hace unos días la Comisión Nacional del Deporte que encabeza Bernardo de la Garza, un político sin experiencia en deportes, anunció que también cerrará el Paseo de la Reforma, en su caso para colocar instalaciones deportivas para un Festival "Olímpico" entre el 8 y el 10 de octubre.
El Paseo de la Reforma no es, por supuesto, el lugar idóneo para competencias deportivas, conciertos, verbenas o actos de promoción política. Hay muchos espacios, desde auditorios hasta centros deportivos, hechos ex profeso para este tipo de actividades. Pero los políticos quieren apropiarse del Paseo de la Reforma por la visibilidad que éste les ofrece. No se dan cuenta de que pueden terminar matando a la gallina de los huevos de oro.
La fracción del PRD en la Asamblea Legislativa del D.F. aplicó ayer una encuesta a usuarios del Metro capitalino para saber si aceptan un aumento en el pasaje. El cuestionario, sin embargo, no incluyó directamente esa pregunta. Ahora bien, si en ésas estamos, ¿por qué no preguntan a la gente si está de acuerdo con el impuesto predial?
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