El BEISBOL SIGUE DE LUTO, FALLECIÓ JORGE CALVO
Fue en 1964 cuando los Diablos Rojos del México conquistaron el segundo campeonato de su historia, el primero desde el de 1956 en que Lázaro Salazar fue el manager, y el primero de los dos bajo el mando de Tomás Herrera. Jorge Calvo, que fue uno de los jugadores de los Diablos en ese año del campeonato de 1964, falleció el miércoles en el puerto de Veracruz a la edad de 70 años.
De esa manera el beisbol mexicano sigue de luto al haber pasado a mejor vida últimamente hombres tan especiales como O. Álvarez, Wilfredo Calviño, Armando Rodríguez, S. Pérez, Preston Gómez, Roy Johnson ahora Jorge Calvo.
Como jugador fue considerado Calvo un prospecto importante y jugó en las Ligas Menores americanas antes de venir a la Liga Mexicana precisamente en ese 1964 con los Diablos. Un equipo que tuvo como único extranjero a Harry Simpson, que al finalizar la campaña se retiró. Estuvieron en ese equipo jugadores veteranos como el formidable Leo Rodríguez, David García en las paradas cortas, Miguel Becerril Fernández, William Berzunza, y jóvenes como Arturo Álvarez, Roberto Lizárraga, Andy Rivera, Agustín Enríquez, Jesús Lechler, Gonzalo Villalobos y Calvo … siendo los pitchers principales Ramón Arano, Alfredo Ortiz, Alberto Joachín y Aarón Flores.
Calvo jugó seis años en Liga Mexicana, con Diablos y con Saltillo a donde se lo llevó Tomás Herrera como pelotero y coach. Era joven cuando comenzó a trabajar de instructor, de manager y también de buscador, firmando entre otros a Juan Navarrete para Saltillo y al pitcher Luis Carlos Rivera para los Tigres de Quintana Roo.
Trabajó muchos años con Chito Rodríguez con Tecolotes primero y luego, desde 1995 hasta su muerte, con los Tigres. Manejó Calvo al Tecolotes, donde llegó a la final que perdió con Diablos en 1985, estando en los play offs con los Tigres. Terminó con un récord positivo de timonel y tuvo que dejar el mando del Tigres en 1997 al ser atacado por el cáncer, contra el que luchó y pudo vencerlo hasta el pasado miércoles. Nació en Ocotlán. Jalisco, en 1938. Descanse en paz.