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Transgénicos, uniformidad y pérdida de diversidad genética

A la ciudadanía

MANUEL VALENCIA CASTRO

La semana pasada estuve en un viaje de trabajo, en la ciudad de Oaxaca. Una sola mirada por las esquinas del Centro o por cualquiera de sus mercados nos enseñaba de muchas y ricas maneras diferentes, la importancia del maíz en prácticamente todas las actividades culinarias de aquella región. Para un profesor como yo que trata el tema de los cultivos y animales tránsgénicos en la clase de Agroecología, era inevitable pensar en aquel estudio del Dr. Chapela en el que quedó de manifiesto la contaminación de las variedades criollas de Maíz por genes provenientes de maíces transgénicos, hecho relevante en el mundo científico e intelectual ya que lo que esto significa es ni más ni menos que la integridad genética del centro de origen mundial del maíz está en riesgo.

La erosión genética es uno de los impactos más notorios que los nuevos cultivos transgénicos están ocasionando en la agrobiodiversidad del planeta. Para muestra un botón, ¿dónde quedaron todas aquellas variedades de algodón que se cultivaban en la Comarca Lagunera? Desde que se permitió el cultivo "controlado" de algodón transgénico, la uniformidad reemplazó a la agrobiodiversidad que se cultivaba, las variedades antiguas tienden a su desaparición y por lo tanto a su erosión genética. Esto está ocurriendo en prácticamente todo el planeta, se sabe que aproximadamente el 90 por ciento de nuestra alimentación proviene de 15 especies de plantas y 8 especies animales. El arroz según la FAO, aporta el 26 por ciento de las calorías que necesita la humanidad, el trigo el 23 por ciento y el maíz el 7 por ciento, no obstante, si de por sí esto ya constituye una gran simplificación de los ecosistemas naturales, la cosa se exacerba cuando sabemos que las nuevas especies transgénicas están sustituyendo a las originales, uniformizando la agricultura y destruyendo la diversidad genética: algunos cálculos indican que solamente en Indonesia se han perdido 1,500 variedades de arroz en los últimos veinte años, ¿será esto lo que le espera a las miles de variedades de maíz que existen en México y en otros países del orbe?

Algo no está funcionando, por un lado algunos obtienen de manera totalmente gratuita los recursos genéticos de los países en desarrollo, para luego modificarlos y venderlos a precios de usura basados en una supuesta propiedad "intelectual". ¿Qué pasó con los principios precautorios y con todas las recomendaciones que se hicieron en el Convenio de las Naciones Unidas sobre la diversidad biológica en junio de 1992, firmado por 157 países? Si bien es cierto que como en la mayoría de los convenios, muchas cosas quedan a la interpretación, algunas por el contrario son claras y determinantes. Por ejemplo, el mencionado convenio define la utilización sostenible de la biodiversidad como "la utilización de componentes de la diversidad biológica de un modo y a un ritmo que no ocasione la disminución a largo plazo de la diversidad biológica, con lo cual se mantienen las posibilidades de ésta de satisfacer las necesidades y las aspiraciones de las generaciones actuales y futuras". Y complementa "establecerá o mantendrá medios para regular, administrar o controlar los riesgos derivados de la utilización y la liberación de organismos vivos modificados como resultados de la biotecnología que es probable tengan repercusiones ambientales adversas que puedan afectar a la conservación y a la utilización sostenible de la diversidad biológica, teniendo también en cuenta los riesgos para la salud humana" (Artículo 8, apartado g del Convenio de las Naciones Unidas sobre la Diversidad Biológica).

Los efectos ecológicos de los cultivos obtenidos por la vía de la ingeniería genética, no se limitan a la resistencia a plagas, los cultivos transgénicos pueden producir toxinas ambientales que se movilizan a través de la cadena alimentaria y que pueden llegar hasta el suelo y el agua afectando así a los invertebrados y probablemente alteren procesos ecológicos como el ciclo de los nutrientes

(Miguel Altieri, agroecólogo).

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