En la estación Piazza Vittorio del metro italiano, el 17 de octubre de 2006, murieron dos personas tras el choque de dos trenes. Ese día, hubo más de 100 heridos. Dichos trenes habían sido construidos por la empresa española Construcciones y Auxiliares de Ferrocarriles (CAF), concesionaria del Suburbano.
La colisión italiana tiene, además de la concesionaria, otras similitudes con el accidente mexicano sucedido el sábado en la estación San Rafael.
En México, el alcance entre los dos trenes se dio cuando uno de ellos se detuvo obedeciendo una señal en rojo y esperaba a que la señal cambiara para poder seguir su camino.
Atrás de éste venía otro tren que también se detuvo ante una señal en rojo como lo señalan los procedimientos de operación.
Sin embargo, este convoy se comunicó con el controlador de tráfico para solicitarle instrucciones y recibió la orden de continuar su marcha, lo que provocó el alcance, según el secretario de Comunicaciones y Transportes federal, Juan Molinar Horcasitas.
En Italia, el accidente se produjo al chocar un convoy con otro que se encontraba detenido debido a una fallo mecánico.
Uno de los testigos heridos contó que el accidente se pudo deber a que uno de los trenes partió de la estación anterior con el semáforo en rojo.
Al parecer, uno de los convoyes no frenó cuando tenía que hacerlo y se empotró contra otro, parado en las vías, debido a un fallo mecánico, que pudo venir provocado por una explosión previa en una pequeña central eléctrica, según medios italianos.
Pero de dicha explosión previa no se ha manejado ninguna versión hasta el momento en el caso mexicano.
El alcalde de Roma durante ese periodo, Walter Veltroni, dijo que los trenes eran nuevos, con sistemas de seguridad más perfeccionados "y no se entienden como un tren pudo meterse en el otro", según consignó el mundo.es en su momento.