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¿TÚ LO DARÍAS? VIDA Y SERVICIO

DR. GUILLERMO RODRÍGUEZ RIZADO

Durante los años que han transcurrido en este andar que es la profesión médica, en no pocas ocasiones he sido testigo de escenas desgarradoras donde algún padre o madre han perdido a un hijo, pienso que no existe dolor más grande en esta vida que el pasar por esa experiencia. El padre o madre se resisten a creer lo que está sucediendo, pues para ellos es imposible aceptar el hecho de que su hijo o hija ha muerto.

En ese momento (y es lógico suponerlo), la ira hacia un ser superior "que permitió" que eso ocurriera es el reclamo más común que existe, y ni qué decir si esta muerte fue provocada por alguien ya sea de una manera accidental o intencional, entonces la ira y las maldiciones van dirigidas hacia esa persona.

Hace algún tiempo, llegó a mi correo electrónico un e mail donde relatan la historia de un hombre que trabajaba como guardavías en un puente, cuya finalidad era permitir el paso de embarcaciones por un río y a la vez el paso del ferrocarril, esto se lograba mediante el accionar de un mecanismo diseñado para tal fin. El guardavías tenía un solo hijo que era toda su compañía en este mundo. Un día mientras el menor jugaba entre las vías, el tren se acercaba hacia el puente en cuestión y de manera accidental su hijo cayó en el mecanismo que accionaba dicho puente, el guardavía al percatarse de lo ocurrido tenía sólo unos segundos para decidir si accionar el mecanismo para que el tren pasara sin ningún problema o detenerlo salvando así a su hijo; por su mente, pasó de forma relampagueante los cientos de personas que morirían si el tren caía al río si él decidía no accionar el sistema del puente, pero si lo hacía su hijo moriría de manera irremediable (¿Qué haría usted amable lector?) en el último momento decidió accionar la palanca y el tren pudo pasar sin ningún problema pero perdiendo la vida de su amado hijo. De la misma forma Dios entregó a su hijo para que éste viniera a redimir a la humanidad salvándonos de nuestros pecados. Pero Dios es dueño de la vida y desde luego Jesús cumplió fielmente con el mandato de su padre, pues Él vivió en carne propia el martirio del monte calvario.

¿Pero qué pasa con María? Y es a este punto a donde quiero llegar, si a usted como madre de familia le dijeran que es necesario que su hijo muera para que otra gente viva ¿lo ofrecería en sacrificio?... Les puedo asegurar que contestarían que no, y es aquí donde radica la grandeza de María, ella era y estaba consciente que su amado hijo Jesús perecería como holocausto dedicado a la humanidad, y a pesar de su amor terreno como madre no hizo nada para impedirlo; les aseguro que si nosotros supiéramos que un hijo nuestro está en peligro de muerte como ha sucedido en toda la historia de la humanidad, haríamos hasta lo imposible por librarlo del peligro que amenaza a su vida.

En esta Semana Mayor que acaba de transcurrir, pensemos seriamente en el compromiso que representa el agradecimiento hacia Jesús que dio todo por nosotros y fue el ejemplo vivo del amor de Dios hacia la humanidad. En estas fechas conmemoramos dos acontecimientos muy grandes como ya lo mencionamos; uno que es la pasión y resurrección de Cristo, y el otro las fiestas de pascua que celebra la salida del pueblo de Israel de Egipto. Israel significa el pueblo de Dios, y no se refiere a un solo país, sino a todo aquél que acepta la existencia de un único Dios verdadero independientemente de la nacionalidad a la que pertenezca, por lo tanto todos los que aceptamos a Dios y a Jesucristo querámoslo o no somos Israelitas, es decir somos el pueblo de Dios.

Si tú has perdido a un hijo o hija piensa amable lector que todo en esta vida tiene una finalidad y que Dios en su entrañable amor hacia la humanidad los ha llevado a su seno para acogerlos bajo su manto y otorgarles una vida eterna. En estos días reflexionemos que éstas no son fechas que indebidamente hemos tomado para gozar "unas divertidas vacaciones", y ni mucho menos para ahogarnos en el alcohol, sino para reflexionar sobre el gran sacrificio que tanto María como Jesús hicieron por todos nosotros, volvamos a darle el verdadero sentido a estas fechas para ser dignos ante los ojos del Señor.

Un saludo y una felicitación a Jorge Villegas Urrutia por su magnífico libro "Volver a Sonreír". ¡Enhorabuena Jorge!

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