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Un garbanzo de a libra

MIRANDO A FONDO

VÍCTOR GONZÁLEZ AVELAR

EL DIPUTADO GERARDO PRIEGO Hizo devolución del dinero que le fue dado por la Cámara de Diputados para viáticos, boletos de avión y que no gastó en el año. Se trata de un acto de honestidad que ha levantado polémicas y aplausos.

 HEMOS LLEGADO A un punto tal en corrupción, que un acto de honestidad causa revuelo y merece la atención de los medios de manera inusitada. Lo que debía ser una acto normal y republicano, como es devolver a la nación lo que legalmente le corresponde merece fotografías en las primeras planas de los periódicos, comentarios y admiración al seno de nuestra sociedad.

 Y NO ES PARA MENOS. Tenemos una negra historia de más de cuatrocientos años de "cochupos", "untos", "mordidas" y corrupción, y esto no solamente en las esferas de Gobierno, en todas las actividades de la vida diaria de este país. La corrupción subyace en el mero corazón de este pobre México, ahora azotado por los más negros presagios.

 LA CORRUPCIÓN Es como un sello de marca de los mexicanos. La experiencia de vida ha enseñado que "quien no transa no avanza" y que la "mordida" es el aceite milagroso que hace mover a la pesada maquinaria del Estado a sus tres niveles, en los organismos descentralizados o paraestatales y la Iniciativa Privada también. La "mordida" es una forma de cultura del mexicano que no distingue sexos, edades, educación o nivel socioeconómico. Está latente bajo su propia piel y aflora o aparece en cualquier momento y sin previo aviso.

 DE REPENTE Y cuando menos se piensa, cuando toda la vida está plácida y sin problemas, aparecen repentinamente dos situaciones: una, la de dar una "mordida" para evitar una cola, una infracción de tránsito o una multa cualquiera; pasar mercancía de contrabando, no pagar los impuestos correctamente, evitarse o ahorrarse un trámite, conseguir un permiso o una licencia, para ser atendido en una institución de salud, para que se castigue a un delincuente, para que se le haga justicia en un tribunal, para conseguir boletos para un espectáculo, para que simplemente sea atendido en una ventanilla de Gobierno, para que le paguen lo que legalmente le deben, para que el Gobierno le compre mercancías o servicios y así podríamos seguir hasta el infinito.

 LA OTRA SITUACIÓN Es la del que pide la "mordida". En este segundo caso el corrupto cavila, analiza y estudia a la víctima. Recapitula sobre sus compromisos con sus jefes superiores, con cuánto se beneficia el ciudadano con la gestión que está promoviendo; qué urgencia tiene; cuáles son sus posibles relaciones en las altas o medianas esferas, cuál es la urgencia del asunto etc. etc. Todos violaron las leyes y todos tan contentos y satisfechos.

 HECHAS LAS CAVILACIONES El mexicano se tirará como tigre a la yugular de su paisano, que por otra parte, ya sabe que será víctima de la corrupción y trae el importe calculado del "unto" a entregar. Cerrado el trato todos quedan contentos y satisfechos. Se ha logrado una vez más, el estrecho y sensual abrazo del acto de corrupción.

 ES POR ELLO TAN NOTABLE Y además extraño en nuestra sociedad el hecho de que un funcionario como lo es el diputado federal GERARDO PRIEGO (con mayúsculas) haya devuelto al erario público cantidades muy importantes de dinero una serie de cheques que sumaban casi un millón de pesos por concepto de gastos, viáticos y boletos de avión no erogados durante el ejercicio.

 Y ES QUE HEMOS LLEGADO A tal grado de la descomposición que hunde a nuestra patria, que un acto de honestidad relumbra como un relámpago en la oscuridad de la corrupción.

¡Felicidades diputado Gerardo Priego!

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