Necesidad incontrolable de mover las piernas es usualmente acompañada o causada por sensaciones desagradables, pero un buen diagnóstico ayuda a corregir el problema.
Hay gente que no puede estarse quieta, es posible que sea víctima del síndrome de piernas inquietas (SPI), que les obliga a mantener en movimiento las extremidades inferiores en grados que llegan a alterar de manera significativa su vida.
Curiosamente, los episodios más activos se producen cuando las personas dejar de realizar sus actividades cotidianas o se encuentran en reposo.
Al final de cuentas, estudios científicos indican que se trata de un problema que aqueja a entre 5% y 10% de la población adulta en diferente grado de severidad. Su ataque varía por región universal y se sabe que es menos frecuente en zonas asiáticas. Los médicos la identifican como un trastorno neurológico crónico, que obliga a sus víctimas a mover las piernas, además de que causa sensaciones molestas.
Movimiento incontrolable
Los expertos en este campo médico dicen que la gente experimenta una urgencia por mover las piernas o tiene sensaciones desagradables, síntomas que se originan o exacerban durante el reposo o inactividad, y que se alivian parcial o totalmente con el movimiento (cuando menos mientras la acción continúa).
Sin embargo, empeoran en la tarde o noche, cuando las personas dejan sus labores cotidianas para descansar y dormir, por lo que los síntomas pueden afectar profundamente la capacidad para conciliar y mantener el sueño. De hecho, las alteraciones del sueño son frecuentemente motivo principal por el que los pacientes con este trastorno acuden al médico.
Pero antes, el SPI deteriora significativamente su calidad de vida, pues el efecto negativo deriva parcialmente de la alteración del sueño. Son numerosas las personas que viven con síntomas vespertinos y al anochecer, lo cual al final afecta sus quehaceres diurnos. Se sabe que las alteraciones del sueño causadas por el SPI pueden tener impacto directo en la tensión emocional y disminuir el estado de alerta.
Diferencias importantes
Existen dos tipos de SPI, primario y secundario; este último está asociado con algún otro padecimiento subyacente, como la enfermedad renal terminal, embarazo o deficiencia de hierro y, por lo general, cesa cuando se sana la enfermedad o condición base.
Sobre el SPI primario aún no se ha confirmado el origen, pero se han encontrado evidencias respecto a los papeles que desempeñan la dopamina (neurotransmisor derivado de la dopa que actúa en los ganglios basales del cerebro), el hierro y la herencia genética.
En cuanto al tratamiento para el síndrome de piernas inquietas, indican que ropinirol es el primer medicamento aprobado por la FDA (Agencia Reguladora de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos), que ha demostrado en estudios su eficacia para aliviar de manera significativa los síntomas de SPI primario de moderado a severo.
La aprobación de ropinirol de GSK para el SPI primario de moderado a severo fue precedida de un extenso programa de estudios clínicos. Como parte de dicho programa se evaluó la eficacia y seguridad de medicamento en cuatro estudios pivote de 12 semanas que comprendieron aproximadamente a mil pacientes con SPI primario de moderado a severo.