Al terminar el único partido de pretemporada que tuvo Santos Laguna en Cancún, ante el Atlante, donde cayó por goleada de 4-0, Daniel Guzmán, fiel a su estilo, alejado de la humildad dijo sereno: Estamos a un cincuenta por ciento y vamos a ir mejorando.
Ayer comprobamos cuánta razón tenía en su apreciación, que sigue vigente, porque en la primera mitad del partido Santos fue el mandón, aprovechando el nerviosismo y las imprecisiones de las Águilas, ahora totalmente de amarillo, pero en la segunda parte los de la Comarca se desubicaron.
Todo había iniciado promisorio para los Guerreros, cuando ya al minuto dos Darwin Quintero, aprovechando las grandes facilidades de una zaga débil, se fue al frente pero su disparo lo tapó Ochoa. La pelota le cayó a Matías Vuoso, quien la mandó lejos de la cabaña.
A los 16, el mismo Darwin volvía a demostrar las fallas defensivas, pero nuevamente no pudo concretar, y sería a los 44 cuando Ángel Reyna fauleó dentro del área a Daniel Ludueña para que el penal lo cobrara magistralmente por el centro Juan Pablo Rodríguez.
Se fueron al descanso y la gente que llenaba el Corona estaba feliz, pero en la segunda parte poco a poco Santos perdió la chispa y el balón, mientras que Beausejour daba pases magistrales a Salvador Cabañas para que anotara en un par de ocasiones y ganaran las Águilas 1-2.
El cambio que había hecho Daniel Guzmán, sacando a Pedro Quiñónez, que cumplía, para meter a Francisco Torres, sirvió para que Santos se desordenara más, lo que aprovecharon los visitantes para elaborar desde la media cancha sus jugadas ofensivas.