Daniel Guzmán Castañeda puede llegar a ser un buen técnico. Hoy todavía no lo es, aunque haya salvado a no sabemos cuántos equipos y llevado a Santos Laguna a su tercer campeonato. Si decimos que ya es el mejor, terminaríamos con su paso ascendente.
Porque todavía le faltan muchas etapas por superar y ser menos creído y más humilde, aunque ayer leíamos aquí que ya asomó muestras de cordura y mejor juicio cuando aceptó que se equivocó al meter a Francisco Torres por Pedro Quiñónez.
Y es que Daniel es mexicano, del mero Jalisco, un Estado al que tanto quiere que hasta le gustaría formar al Santos de puros jalisquillos, si bien ya tiene un gran número de ellos aquí, entre jugadores, cuerpo técnico, colaboradores, etcétera, etcétera.
Porque nos da gusto que los nuestros vayan mostrando capacidad y vayamos dejando fuera a extranjeros que sólo vienen a regañar y maltratar a nuestros jugadores, a cobrar muy caro y a burlarse de los ingenuos directivos que los contratan.
Además, el “Travieso” tiene la gran ventaja de ser muy estimado por Alejandro Irarragorri, presidente del Santos, y de éste recibe todo el apoyo que pide: concentraciones costosas, viajes de lujo, un muy buen sueldo y todo lo demás.
Pedirle a Daniel que sea más humilde es arar en el desierto, él sabe su cuento y sus planes y será quien reciba beneficios o perjuicios por su forma de ser, aunque se ve difícil que en la Comarca Lagunera gane un concurso de popularidad, especialmente con los medios.
