En este repaso de los grandes ídolos que ha tenido el deporte, cómo olvidar a Ludwing Heinrich Gehrig, el gran Lou, el mejor primera base de la historia y el bateador de poder que tenían los Yanquis de Nueva York al lado de Babe Ruth en los años veintes.
Hijo de emigrantes alemanes, Lou nació el 19 de junio de 1903 en Nueva York. Sus padres no gozaban de buena salud pues su padre era epiléptico y a su madre la aquejaba la neumonía. Sin embargo Lou fue un muchacho sano y lleno de energía.
Impulsado por su madre entró al deporte, especialmente al futbol americano, lo mismo que a los estudios de arquitectura, pero más adelante demostraría que el beisbol sería su destino en la vida. Los Yanquis lo encontraron en un campo amateur y se lo llevaron a sus filas.
Debutaría el 15 de junio de 1923 y poco después sería la gran sombra del "Bambino de Oro" por su poder al bat, aunque nunca pudo superar a Babe Ruth. Años más tarde aparecía con los Mulos de Manhattan otro grande del bateo, Joe DiMaggio.
La amistad entre Lou y el Bambino era estrecha, pero ésta se rompió por malos entendidos, cuando uno acusó al otro de insultos familiares. Nunca más volvieron a hablarse, hasta que Lou, enfermo y acabado, se despidió del beisbol.
Al gran primera base le diagnosticaron esclerosis lateral amitrófica y le dieron sólo tres años de vida. Murió a los 38 años y desde entonces a la enfermedad que le diagnosticaron al famoso jugador se le conoce como "Mal de Lou Gehrig".
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