Nunca es tarde para empezar a cambiar la historia, para ir dejando atrás tantas desilusiones y frustraciones. Al ganar, y sobre todo con penales, a Costa Rica, en la semifinal de la Copa Oro, la Selección Mexicana empezó al fin a mostrar otra cara.
Y tuvieron que pasar muchas cosas penosas, vergonzosas e increíbles para que nuestros verdes puedan estar este domingo ante la selección de los Estados Unidos, su más fiero rival y su verdugo en los últimos tiempos, disputando nada menos que el campeonato.
Y aunque seguramente ninguna de las selecciones repetirá sus hombres el 12 de agosto, cuando vuelvan a enfrentarse, dentro de la eliminatoria mundialista, un triunfo para los nuestros sería la mejor demostración de que ese cambio de que hablamos lleva pasos firmes.
Sucedieron, como decíamos, cosas penosas y vergonzosas, como esa agresión que hizo Javier Aguirre a un jugador rival, lo que le valió un castigo de tres partidos, mismo que cumplió precisamente al quedarse nuevamente en la banca ante los ticos.
Cosas increíbles como esos disparos que sólo se pasearon frente a las cabañas enemigas, así como ese penal fallado por Miguel Sabah, que se había convertido en el artillero más efectivo en partidos anteriores, y quien ante Costa Rica no pudo concretar.
En fin, ahora a esperar el domingo y cruzar los dedos para que esta historia termine lo mejor posible. Mientras tanto, Sergio Bueno sigue con sus dudas en cuanto a la alineación que pondrá ante Monarcas, al aparecer lesiones inoportunas.