Esta temporada, a diferencia de otras recientes, Santos Laguna tiene buena banca. No más recomendados, y los que están, cuando tienen oportunidad entran a ganarse un puesto, sabiendo lo competido que está ahora el ser titular.
Y por lo que se ha avanzado, hasta ha habido oportunidades para los que empiezan, como Uriel Álvarez, quien inició con paso titubeante y pronto dio zancadas de gallo grande hasta convertirse en titular y en una de las revelaciones del campeonato.
Esto ha permitido que el equipo esté por terminar con el requisito de los minutos que deben cumplir los menores de 22 años. Sólo falta que algunos retomen el buen paso que los trajo a Santos, como son los casos de Fernando Arce y de José Ma. Cárdenas.
También falta que alguien se acerque más a Darwin Quintero y pula ese diamante, de apenas 21 años y con gran futuro. Porque el colombiano no ha dado lo que se espera de él, perdiendo oportunidades en los tres cuartos de la cancha o el balón.
Ayer, Javier Garza de la Garza, refiriéndose a la eliminación de la malla, nos decía que en España los aficionados que alteran el orden en los partidos son castigados no sólo no permitiéndoles la entrada a los estadios sino que en los días de partido los encierran en la comisaría.
Y ese encierro es especialmente para que a la hora de los partidos no los puedan ni ver ni escuchar, lo que ha dado buenos resultados, pues en España la pasión por el futbol es grande. Aquí ya no debe darse un paso atrás, y que los mismos aficionados sean los que denuncien a los revoltosos.
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