Aun cuando lo nuestro es lo deportivo, no podemos sustraernos a un fenómeno social que por estos días se vive en la Comarca Lagunera, al inaugurarse el esperado estadio del Territorio Santos Modelo, casa de los tricampeones Guerreros.
Y es que este fenómeno, tan anunciado y tan esperado, tomó desprevenidos a todos, a los mismos directivos, a sus aficionados, a las autoridades y a toda la Comarca, avasallándolos como si de pronto hubiera aparecido un "tsunami" en nuestro vivir.
Pronto se vio que nadie estaba debidamente preparado para hacerle frente a una realidad que se veía venir. A todo lo anterior había que agregar las disposiciones gubernamentales que buscando proteger causaron mayores malestares, agravando la situación.
Ya sobre la marcha deberán surgir cerebros inteligentes y medidas apropiadas para que las aguas del río vuelvan a su cauce. Hoy, la situación ha enfermado a muchos y a otros los ha puesto al borde de la histeria, algo que será temporal y que servirá para madurar.
Y todo ha surgido por la gran popularidad que ha tomado un equipo, que a diferencia de todos los demás, no es de una ciudad sino de toda una comarca. Un equipo que se ha convertido, aunque no se crea, en el símbolo de una región trabajadora y progresista.
Un equipo que en un cuarto de siglo ha logrado lo que otros solamente han soñado, y va por más, mucho más. Un equipo que fue vendido y que hizo reaccionar a su Comarca pidiendo eterna vida para él, pero aquí, entre nosotros, y rescatado ha resucitado con más energía y capacidad.
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