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Un panorama sobrecogedor

GILBERTO SERNA

Esto se está convirtiendo en una olla hirviendo a punto de estallar. Cada día que pasa surgen nuevos acontecimientos que logran parar los pelos de punta de la gente del vecindario. De todo el país está emigrando hacia el Norte gran cantidad de acaudalados mexicanos llevándose lo que pueden para residir en alguna de las ciudades estadounidenses, sin darse cuenta que, como suele decirse, brincan de la sartén para caer en el fuego.

Hay allá un descontento contra la clase adinerada que se está llevando la tajada del león. Para los ricos, de a de veras millonarios, no hay crisis que valga; aquí o en Tumbuctú su acceso al dinero está abierto. No obstante en gringolandia está sucediendo un fenómeno inesperado. En el país de las barras y las estrellas los dueños de los dólares están haciendo hasta lo imposible por pasar desapercibidos. En el reciente pasado enloquecían por salir en las páginas de la revista que da cuenta de los poseedores de las grandes fortunas calculadas en miles de millones de dólares. Era un orgullo que se hablara de las cuantiosas cantidades de dólares que habían acumulado.

Mientras el pueblo veía cómo en ese mismo magazine se ensalzaba a un famoso narco que de seguro se quejaba de que lo hubieran incluido en una lista de ricachones. Porque a él no le importaba que se supiera qué traía abajo del antifaz mientras los otros se decían personas decentes sólo por no traerlo.

En Francia, ¿quién no ha oído de la Revolución que llevó a que le cortaran la cabeza en la guillotina a Luis XVI, juzgado por alta traición? Quien, poco antes de ser aprehendido, había salido de París en un carruaje, aprovechando la oscuridad de la noche. En un pueblo cercano, Varennes, fue descubierto.

Había un hondo malestar que llevó a la muchedumbre a asaltar La Bastilla. Estaban hartos de soportar a esos botarates de grandes pelucas que aspiraban rapé y residían en lujosas mansiones. Había una ira declarada contra la nobleza. Lo que ahora, en este tiempo, está pasando en Estados Unidos de América es consecuencia de la avaricia de los ejecutivos, que en plena crisis financiera reciben miles de millones de dólares provenientes de los fondos públicos, en tanto el pueblo entero sufre las consecuencias de la crisis. La empresa prototipo que ha logrado enfurecer al pueblo de allá la gigantescaaseguradora AIG.

La gente de este lado de la frontera está soliviantada al darse cuenta de las bribonadas con que se reparte el pastel, en que unos cuantos se quedan con grandes rebanadas, en tanto que las mayorías no alcanzan ni las migajas.

No hace mucho algunos ejecutivos eran considerados figuras distinguidas en la alta sociedad; como por obra de magia están desapareciendo. Se los ha llevado el remolino de la inseguridad. Se han ido con todo y familias dejando a encargados en sus boyantes negocios. Ya regresarán, si las cosas cambian. Los gobiernos les permitieron enriquecerse más allá de cualquier consideración.

La miseria se ha enseñoreado de millones de mexicanos que están sufriendo los efectos de la crisis sin jamás haber gozado de las vacas gordas. Y como las desgracias no vienen solas han aparecido sujetos como Bernard Madoff que ha confesado haber realizado el mayor fraude en la historia de Wall Street. Un vulgar estafador que aprovechando la codicia de personas adineradas se hizo de una fortuna espectacular.

El pueblo se pregunta ¿qué futuro nos depara este escenario?, los que creímos que la pobreza había tocado fondo nos damos cuenta que la caída aún no acaba.

El desempleo está dejando fuera a varias generaciones que no encuentran la manera de librarse de las penurias que se les vienen encima. Y ni para dónde hacerse. Las oleadas de ilegales que están cruzando el río de regreso, ya sea por que son agarrados por la migra y deportados, ya por que no hallan trabajo al otro lado de la frontera a donde se fueron en busca del sueño americano. Los verá usted tocando los timbres de las casas urbanas pidiendo un taco o una moneda, trayendo en la espalda un morral con sus pocas pertenencias. Presa fácil de grupos fuera de la ley que podrán reclutarlos. El hambre es canija y el que la aguanta es un héroe. Son jóvenes muy parecidos entre sí, que agradecen la limosna que se les da.

A poco de caminar son detenidos, interrogados por uniformados, maltratados, vejados sin que haya una organización benefactora que se preocupe por darles protección, alojamiento y comida caliente. En fin, es un panorama sobrecogedor que debería espantarnos la abulia y el marasmo que nos paraliza.

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