Desde hace cuando menos un siglo los gobiernos de México han justificado su existencia con el argumento de que están combatiendo la pobreza. Bajo este criterio podemos decir que todos, o casi todos, han sido un fracaso total.
Según las últimas cifras del Coneval, el 47.4 por ciento de la población de México vivía en 2008 en situación de pobreza (lo que la Sedesol llama pobreza de patrimonio). Esto representa un aumento de casi cinco puntos porcentuales sobre 2006. La pobreza extrema o alimentaria, la que sufren las familias que ni siquiera pueden cubrir la alimentación de sus hijos, alcanzaba el 18.2 por ciento en 2008, también casi cinco puntos porcentuales por arriba del 13.8 por ciento de 2006.
¿Podríamos estar peor? Sí. En 1996, como consecuencia de la crisis del 95, la pobreza de patrimonio aumentó radicalmente a 69 por ciento y la alimentaria se colocó en 37.4 por ciento. A partir de entonces tuvimos una gradual recuperación que culminó en 2006. Habrá que ver qué tan profunda es hoy la caída por la crisis.
¿Podríamos estar mejor? Por supuesto. Otros países han mostrado una capacidad muy superior a la nuestra para construir riqueza y combatir la pobreza.
En 1950 Corea del Sur tenía un Producto Interno Bruto per cápita de 770 dólares en tanto que México registraba 2,365 dólares, tres veces más. Para 1999 Corea ya alcanzaba los 13,317 dólares por persona mientras que México se había quedado atrás y mostraba sólo 6,655 dólares en 1998 (Angus Maddison, A Millenial Perspective; dólares de 1990). En el 2008 Corea tenía ya un PIB per cápita de país desarrollado, 19,505 dólares, mientras que México debía conformarse con 10,235 dólares (FMI, dólares nominales).
Chile ha logrado no sólo un desarrollo rápido sino también un avance impresionante en el combate a la pobreza. Si bien en la década de 1950 el país era significativamente más rico que México, su crisis económica de los setenta dejó su ingreso por debajo del mexicano (Maddison). En 2008, el PIB per cápita de Chile, de 10,124 dólares según el FMI, era ligeramente inferior al mexicano.
La pobreza en Chile, sin embargo, pasó de 38.6 por ciento de la población en 1990 a 13.7 por ciento en 2006. La pobreza extrema, o indigencia, como la llaman en Chile, cayó de 13.0 a 3.2 por ciento (Unicef). Los críticos del sistema chileno se han quejado mucho de que la desigualdad sigue siendo muy alta en Chile, y es verdad; pero la pobreza, que es el verdadero enemigo, ha caído de manera radical. Algo han hecho bien Corea del Sur y Chile que México no ha sabido hacer, a pesar de un siglo de gobiernos supuestamente dedicados a combatir la pobreza. No hay fórmulas mágicas. El modelo económico coreano es muy distinto al chileno. Tampoco es una cuestión de origen étnico.
Corea del Norte, que comparte etnia e historia con Corea del Sur, pero que adoptó un sistema comunista, tiene un PIB per cápita de apenas 1,161 dólares (2008, CIA World Factbook). El problema es de organización para el trabajo, tasas de ahorro, competitividad, educación, instituciones legales e incentivos para la inversión. Los mexicanos hemos vivido cuando menos un siglo bajo gobiernos que se han pretendido revolucionarios y se han justificado a sí mismos por sus medidas para combatir la pobreza. Pero las restricciones que han impuesto a la inversión productiva -en el campo, en electricidad, en petróleo, en la libertad de contratación y de despido de trabajadores- han impedido que se genere la riqueza que es el primer e indispensable paso para reducir la pobreza.
RETO DEL SECRETARIO
"Métanse con la autoridad y no con los ciudadanos", dijo desafiante el secretario de Gobernación, Fernando Gómez Montt, a La Familia este 21 de julio. Olvidó, quizá, que ya lo ha hecho. Hace unas semanas 12 agentes de la PFP fueron "levantados", torturados y ejecutados. Más de 400 policías han sido asesinados por el crimen organizado en lo que va del actual Gobierno.
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