La actuación de Mark Sánchez hoy contra el No. 6 Penn State, en el juego del Tazón de las Rosas, podría determinar su futuro. (AP)
Grandes pasadores han catapultado su carrera hacia la NFL con una brillante actuación en el Tazón de las Rosas. Ahora es el turno de un mexicano, más por adopción y convicción que por nacimiento, como lo es Mark Sánchez.
El quarterback cuyos orígenes mexicanos se remontan a Jalisco, tomará el escenario central cuando hoy los Troyanos del Sur de California se midan ante los Nittany Lions de Penn State, comandados por el coach de 82 años de edad, Joe Patterno.
Sánchez, quien durante toda su primera campaña como titular y tercera en el laureado programa de USC señaló que se mantendría en el nivel colegial durante su último año de elegibilidad, parece estar ahora en una encrucijada.
“Siempre es una opción. Me he colocado en una situación en la que tengo opciones”, comentó Sánchez sobre su posible incursión al profesionalismo. “Hay muchos factores a considerar. Me preocuparé de ellos después del partido. He pospuesto la decisión hasta el final del juego”.
De hecho, Sánchez, quien brilló al completar el 64.4 por ciento de sus envíos para 2 mil 794 yardas, 30 anotaciones y sólo 10 intercepciones al tiempo que guió a sus Troyanos a una marca de 11-1, suficiente para ser ranqueados quinto lugar a nivel nacional, tiene hasta el 15 de enero para emitir una decisión.
Si se le pregunta al coach Pete Carroll, quien ha transformado el programa de USC en uno centrado en el pase y con el éxito de Carson Palmer y Matt Leinart como ejemplos, la decisión de Sánchez de probar suerte como profesional podría ser un poco prematura.
“Creo que ha tenido una gran campaña”, comentó Carroll. “Se le han presentado varios retos y muchas oportunidades. Si vuelve para su último año, será uno de los mejores jugadores de la nación”.
Carroll sabe un poco de lo que habla, habiendo formado tres ganadores del Trofeo Heisman en las figuras de Carson Palmer, Matt Leinart y el corredor Reggie Bush. Y los números le dan la razón sobre la evolución de Sánchez a lo largo de su aventura al mando de los Troyanos.
Sánchez lanzó 14 anotaciones pero seis de sus intercepciones durante los primeros cinco juegos de la campaña, sin embargo, hacia la recta final y con la carrera por un lugar en el juego por el campeonato apretándose, el mexicano sacó su calidad a flote, con 10 touchdowns y sólo tres intercepciones durante los últimos cinco encuentros.
De mantener el paso, las palabras de Carroll podrían ser proféticas, y el número de Heisman bajo su tutela podría aumentar en uno. Pero el escenario, su actuación y otros factores podrían dejar esa situación como una simple hipótesis, y Mark decida llevar su calidad, aún prematura, al profesionalismo. Tal vez no espere, como lo hicieron Palmer y Leinart antes de él. Tal vez no sea necesario.
Tal vez su madurez se acrecente tan rápido, que el éxito lo espere en el draft del próximo abril, y siga los pasos de grandes figuras que han catapultado su carrera con brillantes actuaciones en el Tazón de las Rosas.
Jim Plunkett, quien ganara un Super Bowl con Oakland, y que al igual que Mark, tiene raíces mexicanas, resultó Jugador Más Valioso del Rose Bowl en 1971, 10 años antes de ganar el Jugador Más Valioso en el Super Bowl XV.
El destino se lo trazará Mark y su potente brazo. La mejor oportunidad para demostrar sus cualidades llegan en el escenario más grande y más tradicional de todos. El futuro está a la vuelta de la esquina y él luce preparado para afrontarlo.
“Hay presión. La gente espera el éxito aquí”, finalizó. “Es por eso que uno viene a USC, quiere ser grande. Es algo que viene con el territorio”.