Encender un cigarrillo es algo socialmente aceptado, pero ciertamente constituye una amenaza a la vida, por los daños que causa a la salud.
Encender un cigarrillo es algo socialmente aceptado, pero ciertamente constituye una amenaza a la vida, por los daños que causa a la salud.
Los fumadores rara vez piensan qué los lleva a mantenerse atados al humo del cigarrillo, y desconocen que “la nicotina es una droga que actúa en el sistema nervioso central del ser humano, provoca alteraciones y desequilibrios importantes que harán adicto al consumidor”, nos cuenta la coordinadora de la Clínica Contra el Tabaquismo de la UNAM, Guadalupe Ponciano Rodríguez.
Esto tiene una explicación en que la dependencia a alguna sustancia sicoactiva es considerada como una enfermedad mental, pues se pierde el control total sobre su uso y se transforma en actividad prioritaria, asegura.
Mal de males
La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que el tabaquismo es responsable del mayor número de muertes en el planeta; unas 14 mil personas fallecen al día por padecimientos relacionados al hábito de fumar, lo que equivale a cinco millones al año y 10 personas por minuto.
En el mundo hay mil 300 millones de fumadores; mil millones son varones y 70% reside en China. Estima que si esos patrones se mantienen, en el 2020 habrá 10 millones de muertes por tabaquismo cada año, de los cuales siete millones ocurrirán en países en vías de desarrollo. Las cifras son dramáticas si se considera que es la principal causa prevenible de enfermedad, discapacidad y muerte prematura.
La especialista Ponciano Rodríguez advierte que en México esa adicción es un problema prioritario de salud, pues provoca el fallecimiento diario de 165 personas.
Sustancias letales
La investigadora universitaria dice que la nicotina, a diferencia de otras drogas, tiene características que la hacen altamente adictiva, incluso más que la cocaína y la heroína, y posee propiedades farmacológicas que se metabolizan en el organismo.
Su estancia en el cuerpo es de unas dos horas, lo que permite al fumador consumir gran cantidad de cigarrillos sin intoxicarse. El humo del tabaco contiene más de 4 mil sustancias químicas como la acetona, que también está en pinturas y quitaesmaltes; amonio, en limpiadores caseros; arsénico, en venenos; cadmio, en acumuladores de autos; monóxido de carbono, en el humo restante de la quema de combustibles fósiles, y tolueno, en solventes industriales, entre otros.
De esos elementos, 250 son tóxicos y unos 70 producen cáncer.
Ponciano Rodríguez menciona que la gente sigue creyendo que fumar es un hábito que no causa impacto a nivel sicológico ni físico. “No obstante, existen estudios científicos que demuestran lo contrario. Se debe cambiar la visión y tener presente que la nicotina y el alcohol son drogas legales, las que mayor daño provocan y la puerta de entrada a estupefacientes duros”.
Las adicciones se entienden ahora como enfermedades mentales incurables, un padecimiento crónico como la diabetes, pero pueden controlarse con tratamiento, apuntó. Antes, se pensaba que los jóvenes experimentaban sin caer en la adicción, pero se sabe, con base en estudios, que “existen personas de entre 20 y 21 años que iniciaron el consumo desde los 13”.
Dejar de fumar es difícil, pues cuando se decide abandonar ese hábito el organismo, acostumbrado a la dosis diaria, responde con el llamado síndrome de abstinencia, una serie de signos y síntomas como irritabilidad, insomnio, aumento del apetito, reducción de la frecuencia cardiaca, de la tensión arterial, sudoración y depresión. Por ello, es básico buscar ayuda médica para tratar esta enfermedad como tal.
