El esfuerzo del Gobierno Federal para contener la crisis económica está centrado en que no haya desempleados, pero la neumonía –al fin la aceptaron– no será tan benevolente: diario hay noticias de recortes laborales.
Si cuando se supere la debacle se hace un corte de caja y el Gobierno presume que “no se perdieron empleos” será sin duda un éxito, aunque basado en una contabilidad numérica que habrá desatendido las realidades individuales: la cifra de desempleo es la suma de las nuevas fuentes de trabajo menos el número de corridos de la chamba. A lo mejor, al cierre del año se crearán igual número de puestos de los que se perdieron, pero el que se empleó en una nueva tortillería de Monterrey no es al que despidieron de la Volkswagen de Puebla, sino quizá alguno de los más o menos un millón de jóvenes que cada año empiezan a buscar trabajo y generalmente terminan en el ambulantaje y la delincuencia, o con suerte subempleados.
Miles de personas están siendo liquidadas desde el cierre de 2008… y se va a poner peor. ¿Cuál es su perspectiva? ¿Cómo se van a “apretar el cinturón”? No estamos hablando del que dejará de comer en restaurantes, suspenderá vacaciones y no comprará ropa nueva para ajustar su presupuesto, sino de una naciente y vapuleada clase media que si ya consiguió que sus hijos estudien en escuelas privadas no puede a la mitad del ciclo escolar pasarlos a públicas porque de buenas a primeras su ingreso es cero, o que tiene un modesto crédito hipotecario y ni modo de mudarse y perder lo invertido porque de pronto ya no hay lana, nada de lana.
Si es verdad que esta crisis durará un año como pronostican casi todos los analistas, no hay porqué desahuciar a estas familias. Sería desalmado que el Gobierno no les ayudara a sobrevivir durante la marea. El apoyo podría ser concreto, focalizado y vigente sólo durante el vendaval.
Es cierto que las finanzas públicas mexicanas no tienen para solventar un Seguro de Desempleo como ingrediente permanente de la política económica, pero no cabe duda de que hay de dónde sacar recursos para crear un Seguro de Desempleo Temporal para apoyar a personas que tan pronto pase la bronca, sabrán reinsertarse a la vida productiva.
Una ayuda para sobrevivir, para no tener que dejar de comprar los útiles escolares o empezar a comer por debajo del mínimo de nutrientes recomendado por la Organización Mundial de la Salud. Es un salvavidas en lo que baja la marea. Si quieren evitarse burocracia, que las inscriban temporalmente en Oportunidades, que da 700 pesos al mes.
Salvo de que no se estén dando cuenta, ni en año electoral, que México está también en una emergencia social que puede profundizar la inestabilidad creada por la delincuencia.