Hambre. Varias personas se congregan para recibir alimentos, 48 horas después del paso de la tormenta tropical Ketsana. EFE
El tifón Ketsana que azotó el fin de semana Manila y varias provincias de Filipinas, provocando las peores inundaciones en 40 años, ha dejado más de 140 muertos, 32 desaparecidos y alrededor de 500 mil damnificados.
En un mensaje transmitido por la televisión estatal, el ministro filipino de Defensa, Gilberto Teodoro, llamó a la comunidad internacional a enviar ayuda humanitaria para afrontar las consecuencias del tifón.
Teodoro, quien preside el Consejo Nacional de Coordinación en Situaciones de Desastre, advirtió que la cifra de muertos aumentará a medida de que los equipos de socorro lleguen a las poblaciones que quedaron bajo las aguas.
El Gobierno filipino dirige sus esfuerzos de búsqueda y rescate a trabajo de alivio. "Ahora nos concentraremos realmente en proveer de alimento y otras necesidades a los damnificados", dijo Teodoro.
Precisó que medio millón de personas han sido afectadas por el ciclón, de las cuales 115 mil 890 han sido evacuadas hacia escuelas, iglesias y otros edificios que han sido convertidos en centros de acogida.
En las labores de socorro participan el Ejército, la Policía y voluntarios que han rescatado a más de 7 mil 900 personas que se habían puesto a salvo sobre los techos de sus viviendas, incluso en árboles.
La presidente filipina, Gloria Macapagal Arroyo, quien decretó el estado de emergencia, visitó ayer algunas de las zonas más afectadas por el tifón, entre ellas la provincia de Riza, al Este de Manila.
Agencias de las Naciones Unidas, así como EU, Japón y China ya enviaron ayuda de emergencia para las víctimas de Ketsana, mientras la organización World Vision lanzó comida desde helicópteros.
Mientras el Gobierno trata de remediar los estragos, la Oficina Meteorológica de ese país observa 2 depresiones tropicales que podrían golpear a Filipinas esta semana.