Y tomándonos de la mano nos lleva al cuarto de su hermanito.
Mira nada más, qué tiradero, comenta molesta la pequeña de apenas cinco años.
Efectivamente. En esa habitación, aseada, arreglada con esmero por la mañana, ya al atardecer era como el escenario de un campo de batalla, por donde hubieran pasado varios ejércitos.
Y ahí, frente a su televisión, el pequeño ni se da por enterado viendo las caricaturas tan agusto, como si no hubiera pasado nada a su alrededor.
Se escarba la nariz y sigue atento al programa de la tele.
La niña nos pide: Díle algo, no hace caso de nada.
Ocultamos nuestra risa y fingimos ponerle atención a sus palabras mientras buscamos una salida decorosa.
Y no se nos ocurre otra cosa que decirle:
No se enoje, mire, haga negocio con todo esto. Dígale a su hermano que le arreglará este tiradero, pero por un dinerito.
Entonces la cambia el semblante a la pequeña, y nos dice contenta:
De veras, eso es lo que haré, y así voy haciendo mi alcancía, ¿verdad?
Es que ésta, la más pequeñita de todos los nietos, es un caso aparte.
Su voz es tan poderosa que ya la han escogido para que sea la jefa de la escolta de su kinder.
En casa le decimos Lucha Villa y Juana Gallo, lo primero por el vozarrón que Dios le dio, y lo segundo porque no se deja de nadie.
Su presencia impone, a pesar de su corta edad. Se pone muy seria, pone cara de esfinge que ni los ojos mueve, y así logra lo que quiere.
Pero es también muy tolerante, sobre todo con su primito, casi de su misma edad, que es travieso a más no poder. A él le aguanta todo, sabiendo que las demostraciones de su parientito son de cariño.
Como se acerca el Día del Niño, esta niña ya tiene planes, quiere que su papá le dedique todo un día, para ella solita, y la lleve a donde quiera en esa fecha. Se quiere sentir reina por un día, sin nadie a su lado.
Con su voz, con su actitud, con su firmeza de carácter, nos ponemos a pensar en su futuro. Es la menor de todo el clan de los nietos, pero la que más orden pone en la casa.
Que el Señor la cuide y la ayude, pedimos.
De la vida misma