De la vida misma
¡Nunca!
Una y otra vez parecía caer.
Pero salía airoso de cada contratiempo.
Primero, para Ricardo aparecieron los problemas económicos.
Lo mirábamos preocupado, mas nunca abatido.
La vida empezaba a ponerle sus grandes pruebas.
Y salía adelante.
Hasta que aparecieron los problemas en su salud.
Serios, muy serios.
El compañero de las caminatas matutinas, tempraneras, se ausentó por un buen tiempo.
Lo extrañábamos, pero sabíamos que luchaba con su mismo espíritu guerrero.
Un día reapareció en la pista y hubo alegría general.
No estaba del todo bien, pero quería ir retomando su vida dentro de lo más cercano a la normalidad.
Era un problemón y poco a poco, con mucha fe, determinación y valor lo fue superando.
En aquellos días difíciles recordamos mucho los emotivos y hermosos versos que escribió Pedro Bonifacio Palacio, conocido como Almafuerte, el poeta argentino del siglo antepasado y que tituló No Te Des Por Vencido.
Usted debería tener junto al lugar donde duerme, donde trabaja, donde vive este poema que dice entre otras cosas:
Si te postran diez veces, te levantas
Otras diez, otras cien, otras quinientas.
No han de ser tus caídas tan violentas
Ni tampoco por ley de ser tan fuertes.
No te des por vencido, ni aún vencido
No te sientas esclavo, ni aún esclavo.
Hoy, Ricardo vive amando más la vida, a sus seres queridos, así como disfrutando de la amistad que ha sabido cultivar, en las buenas y en las malas.
Y uno que es tan frágil, que al primer soplo de brisa nos doblamos.