Todo apunta a que el presidente Felipe Calderón estará el viernes de visita por la Comarca Lagunera, pues aunque la agenda no está definida, ya han empezado los preparativos y de hecho la "avanzada" tuvo un curioso incidente que comentaremos más adelante. Nuestros subagentes disfrazados de ardillas en Los Pinos sostienen que don Felipe nomás iba a estar en la peronera capital para inaugurar algunas obras, pero se comenta que el gober Humberto Moreira quiso meter su cuchara y pidió que el "preciso" se trasladara a Torreón para hablar sobre seguridad, que es el tema de moda, aunque todavía no está claro si eso va a solucionar algo o si nomás servirá para la foto.
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Se comenta que en el Palacio Rosa, así como en Durango existe algo de enojo con el Gobierno Federal porque nomás ven el problema de la violencia en tres estados: Chihuahua, Baja California y Sinaloa, y poco han volteado a Coahuila y Durango que parecen campo de batalla de Segunda Guerra Mundial, y donde la violencia se ha desatado en las últimas semanas. Claro que el reclamo es útil para tapar las deficiencias; ahí está el caso del Gobierno de Coahuila que tanto estuvo “jorobando” con la compra de un helicóptero para La Laguna y ahora resulta que no se han puesto con el dinero, a pesar de que la nave ya está lista para entregarse. Total que ya se prepara una reunión de don Felipe con el gober Moreira, el alcalde José Ángel Pérez y otros personajes variados. Pero los subagentes dudan que la reunión se vaya a dar en “La Durangueña”, donde podrían darse una buena idea de cómo andan las cosas. Se desea que la gira pueda tener aquí el mismo efecto que la reciente visita presidencial a Monterrey, pues la ciudad era azotada por manifestaciones de los “tapados” en contra del Ejército, y luego de la visita presidencial vino una respuesta más enérgica de las autoridades. Lo curioso es que ya hubo un incidente significativo en la preparación de la visita, pues en esto de la seguridad, el que con leche se quema, hasta al jocoque le sopla. Resulta, dicen los subagentes, que algunos elementos del Estado Mayor Presidencial que andaban de avanzada, fueron detenidos por policías federales que les vieron cara de sospechosos. Luego de las aclaraciones pertinentes sobre la identidad de los militares, el asunto no pasó a mayores, pero si así anda la coordinación entre fuerzas de seguridad, mejor le rezamos a la Virgen de Guadalupe.
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En esto de la inseguridad, luego de un creciente clamor por la aplicación de un “toque de queda” en la Comarca, el que tuvo que salir a aclarar las cosas fue el jefazo de la Región Militar, Marco Antonio González Barreda. El general se vio forzado a explicar que el “toque de queda” no es necesario, pues tal medida sólo debe ser usada en casos extremos. Pero en las palabras del militar había implícita la advertencia de que el mencionado “toque de queda”, aplicado de manera formal, no es algo muy agradable, pues implica la suspensión de las garantías individuales. (¿Cuáles?) Sin embargo, la petición de medidas de seguridad cada vez más restrictivas deja ver hasta qué punto ha crecido el bien fundado temor ciudadano y la voluntad de sacrificar algo de libertad por tener más seguridad. Si bien el “toque de queda” es algo extremo, muchos ciudadanos lo aplican de manera personal, guardándose en sus casas de modo que las calles de la Comarca se aprecian vacías por las noches, lo que pronto tendrá un efecto negativo sobre el sector de servicios y entretenimiento de la región, que ya tiene otro problema en sus manos además de la severa crisis económica.
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Luego de meses de relativa tranquilidad, el gober Humberto Moreira y el alcalde José Ángel Pérez se están picando la cresta otra vez con los proyectos de modernización del Centro Histórico. Como se sabe, el vicegober Eduardo Olmos salió con su plan del “auténtico rescate” del Centro, lo cual sugiere que el de don José Ángel era el “espurio”. A su vez, el Alcalde reviró con desdén, dudando si don Lalo realmente iba a hacer la obra o iba a seguir la costumbre de retrasar el proyecto quedándose en puro cuento electorero. El proyecto de la vicegubernatura de vincular la siguiente etapa del bulevar Laguna con un rescate del viejo Torreón tiene méritos, sobre todo en su intención de romper el aislamiento de las colonias del Poniente que se han convertido en foco de delincuencia. Pero las formas no se cuidaron y todo el espectáculo da a entender que la ciudad está a merced de los caprichos de dos autoridades que no se hablan y que actúa cada una por su lado. Se supone que el consejo de planeación metropolitana que se instaló recientemente iba a ser un dique frente a estos caprichos, pero hasta ahora no ha servido para nada. Pero si en el “Gobierno de la Gente” no hay mucho interés por informar al Municipio, nuestros subagentes comentan que tampoco en las huestes de don José Ángel había interés en los datos del proyecto, pues están más interesados en cerrar el año y que el mismo Alcalde le dijo al Gober que él se aventara la obra. Por lo mismo, en la vicegubernatura se dejaron ir con el proyecto sin tocar baranda y podría empezar en los próximos meses, justo en la contienda electoral.
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Mientras el alcalde José Ángel Pérez y su flamante tesorero, Gerardo Martínez, batallan para cuadrar las cuentas y empujar por el crédito de 271 millones de pesillos que el Congreso del Estado anda regateando, nuestros subagentes comentan que en la Presidencia Municipal ya se dieron cuenta de que uno de sus principales boquetes financieros fue la inflada que le dieron a la nómina en los últimos tres años para meter ahí a los cuates del líder municipal del PAN, Manuel Villegas, y del primer amigo Ricardo Muñiz, para usarlos después como operadores políticos. Como esta estrategia fracasó, pues de nada le sirvió al PAN en las elecciones de octubre, al parecer decenas de “aviadores” se están tambaleando. El problema es que todavía no es claro si las plazas se eliminarán para generarle ahorros al Municipio o si serán llenadas por nuevos seudo-funcionarios que se aprovecharán del “Año de Hidalgo”. La realidad de que la alta nómina está causando estragos en las finanzas municipales poco a poco comienza a permear en las huestes del Alcalde, pero es posible que el daño ya esté hecho y que el uso político de la nómina vaya a causar problemas en el cierre de la Administración.
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El “diputado de la gente” Jericó Abramo Masso se ha convertido en una “bocina” del gober Humberto Moreira en la Cámara de Diputados. Esto aseguran nuestros subagentes que notan curioso patrón, pues cada vez que el Gober sale con una propuesta, en unas horas ésta ya encontró eco en la Cámara en voz del legislador priista de la peronera capital. Cuando el Gober se opuso a un aumento a la gasolina presupuestado para 2008, el que montó la pelea en la Cámara fue don Jericó. Lo de menos es que haya fracasado, pues sólo debía dejar la oposición asentada en actas. Cuando el Gober se opuso a la reforma electoral, don Jericó fue el único diputado de Coahuila que votó en contra. Y cuando el Gober propuso eliminar el Impuesto Sobre Automóviles Nuevos, no habían pasado 48 horas cuando la iniciativa fue presentada en San Lázaro por (¿quién más?) el diputado Abramo. Es claro que don Jericó tiene que hacer méritos si quiere ser postulado como candidato a alcalde de Saltillo en agosto próximo, lo que le vendría bien, pues en septiembre deberá dejar el hueso legislativo lo que debe tenerlo horrorizado. Al cabo que la simbiosis con el “Gobierno de la Gente” ya está resuelta.
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