Casi dos años después de su última gira y dos meses y medio después de la polémica sobre la cancelación de otra visita, el presidente Felipe Calderón se dejó venir en su tercera gira de trabajo a La Laguna, ahora a inaugurar una clínica del IMSS y una planta de Lala en Torreón y una clínica del ISSSTE en Lerdo, así como a la postergada reunión con “ipecos” que le pidieron de todo, desde apoyos económicos contra la crisis hasta más acciones contra la inseguridad. Don Felipe les dijo que sí a todo, aunque ahora falta por ver qué tanto se acuerda cuando se regrese a la capirucha del esmog. La excepción la hizo con el alcalde José Ángel Pérez, quien, según nuestros subagentes, le habría pedido que mandara a unos soldados para depurar la Policía Municipal, lo que el mandatario rechazó. La visita fue relámpago, de apenas cinco horas, suficientes para que el Ejército y la Policía Federal descendieran con un cerco de seguridad que espantó a más de uno.
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Aunque la gira contemplaba originalmente sólo actos en Torreón, don Felipe también se lanzó a visitar una clínica del IMSS en Gómez Palacio y a abrir una del ISSSTE en Lerdo, donde presumió las acciones de su Gobierno contra la influenza. De hecho, el “preciso” se tomó tan en serio esto que evitó saludar a todos los que se le pararon enfrente, en algunos casos poniéndole el alto a los que ya preparaban el típico abrazo, y en algunos eventos, los lugares de los estrados estaban separados para que nadie se contagiara. En la encerrona con los “ipecos”, nuestros subagentes infiltrados reportan que el tono fue muy civilizado y sólo se vivió algo de tensión cuando el empresario Alejandro Gurza tomó la palabra para reclamar el autoritarismo de “algunos gobernadores” que no trabajaban bien con la Federación, obviando que sería el caso de Coahuila. El gober Humberto Moreira se contuvo la lengua para contestarle, pero sólo un ratito, pues en el siguiente evento, que fue en la planta de Lala, se dejó caer contra lo que llamó empresarios “sin representatividad, que critican todo”. Por la tarde, don Felipe agarró el avión de regreso y por lo menos, con esta visita a la Comarca, ya rebasó las realizadas con motivo de trabajo que las hechas para eventos sociales.
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Las elecciones, más que la influenza, provocaron la cuarentena en ciertos círculos gubernamentales, donde autoridades prefirieron guardarse antes que andar en público haciendo cosas que pudieran interpretarse como electoreras. El problema, en estos tiempos de crisis, es que la ciudadanía padeció la ausencia de líderes en un momento en que más requería de orientación y certidumbre sobre lo que estaba pasando. Si bien la maquinaria del “Gobierno de la Gente” se movió de manera eficaz en las medidas preventivas, el gober Humberto Moreira prefirió hacer mutis. De hecho, don Humberto sólo asomó la cabeza la víspera de la visita de Felipe Calderón, porque ni modo de dejarle todos los reflectores al “preciso”. En Durango fue al revés, el gober Ismael Hernández Deras sí tuvo varias apariciones, aunque su Gobierno fue un modelo de ineficiencia al momento de combatir y detectar la enfermedad. Lo que las autoridades harían bien en entender es que hay maneras de separar la labor de gobierno del activismo electoral y que no toda aparición en público de un gobernante tiene que ser tomada como maniobra política. Hasta ahora, cuando la ciudadanía todavía es presa del temor y los sectores productivos se han visto más golpeados de lo que ya estaban, no se ve a ninguna autoridad local dando certidumbre sobre lo que van a hacer, si es que van a hacer algo. Pero repetimos lo ya comentado en otra ocasión: no se le puede pedir peras al olmo.
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En el último capítulo de la guerra sucia electoral, anda circulando un correo electrónico con una presentación sobre el “Chapulín ColoLalo”, en referencia al vicegober y aspirino a la alcaldía de Torreón, Eduardo Olmos. El “Power-Point” habla de los brincos que ha pegado don Lalo desde la diputación federal a la candidatura a alcalde a la secretaría de Obras Públicas a la secretaría de Desarrollo Regional, a la diputación local y de regreso a Desarrollo Regional. La descripción del periplo político-burocrático obviamente echa la luz sobre la intención de dar otro brinco. Nuestros subagentes que analizan la semiología de los contenidos electorales descartan que tal correo sea “ fuego amigo”, pues le da una repasada al gober Humberto Moreira, a quien llaman afectuosamente el “Profe Girafales” (sic). Como se sabe, un priista que quiera atacar a un compañero será considerado hereje y sujeto a severas penas de congelamiento si a la hora del ataque se lleva entre las patas al jefe. De modo que los analistas consideran que tal documento proviene de las filas panistas, a quienes les encanta agarrar a don Lalo de “diana” para tiro al blanco. Mientras tanto, el vicegober prefirió tomarse una “pastillas de chiquitolina” y bajarle a su perfil en la escena política, no sea que con estos calores vaya a sufrir combustión espontánea.
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El susto que un comando armado le metió al arzobispo de Durango, Héctor González Martínez, al detenerlo durante una visita pastoral por Guanaceví, da mucho qué pensar sobre la situación de inseguridad en Durango, donde vastas áreas están controladas, no por el Gobierno, sino por el crimen organizado. Los sujetos que detuvieron a monseñor González lo dejaron ir rápido, tras enterarse de quién era, pero el episodio evoca las recientes declaraciones del prelado quien se aventuró a decir que el capo y millonario de “Forbes”, Joaquín “El Chapo” Guzmán, vive precisamente por los rumbos de Guanaceví, donde fue el desafortunado incidente. Hasta ahora no se ha considerado la efímera detención como una represalia por las declaraciones, pero fueron suficientes para que don Héctor se lanzara de nuevo contra las autoridades a las que calificó de “impotentes”. El gober Ismael Hernández Deras dice que no hay ingobernabilidad en el Estado, (a lo mejor lo que no hay es quién gobierne) lo que parece difícil de creer cuando grupos armados que no son fuerzas públicas detienen a cualquiera que se les atraviese. De cualquier forma, no se espera que don Ismael diga gran cosa sobre el tema, si ante las versiones de que “El Chapo” vive en Durango optó por echarle la bolita al Gobierno Federal y desentender a su Administración. El PAN ya le vio filo electoral al episodio acusando que hay un “Estado paralelo”, aunque tales declaraciones se podrían revertir dado que el Gobierno Federal no ha podido detener al “capo”, y como la revista “Time” ya lo califica una de las cien personas más influyentes del mundo, está difícil que lo vayan a hacer.
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Nuestros subagentes en la Presidencia Municipal de Torreón reportan que varios funcionarios andan “enchilados” con el Gobierno de la Gente porque en la peronera capital no se han liberado los dieciséis millones de pesillos que se recaudaron en el cobro de las tenencias con el objetivo de invertirse en la remodelación del Centro Histórico. Los subagentes comentan que tal dinero, recaudado en 2007 y 2008 debió estar en la Tesorería Municipal desde enero pasado para ser usado en la compra e instalación de mobiliario para las áreas de comida de los paseos comerciales, así como bancas, botes de basura, arbotantes y ornamentos en las calles y avenidas remodeladas. En la Presidencia ya se comenta que los funcionarios estatales prefieren retrasar la obra para no darle una bandera electoral al PAN, aún cuando eso signifique que la tan esperada remodelación del Centro quede a medias, al menos hasta que el PRI recupere la alcaldía. De otra forma no se explican por qué el secretario de Finanzas, Javier Villarreal, no saca el cheque y manda por un tubo no sólo a funcionarios municipales sino también a dirigentes empresariales que le han pedido que suelte el dinero. Se supone que el dinero no puedo gastarse en ninguna otra cosa que no sea el Centro, por lo que teóricamente está en las arcas estatales. Si el Gobierno del Estado presume en sus espectaculares que el Centro Histórico “es de la gente”, no estaría mal que actuaran como predican y permitieran que la gente se vea beneficiada con la obra.
