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VERDADES Y RUMORES

EL AGENTE 007

La decisión del alcalde José Ángel Pérez de cesar a 302 policías municipales por diversas travesuras fue ejecutada con una certera coordinación que hace tiempo no se veía en el Municipio. El sigilo en la investigación de los agentes fue celosamente guardado para no darle el "pitazo" a nadie y, al momento de anunciar el cese, se logró evitar lo que era el mayor temor de las autoridades: que los policías se amotinaran de nuevo y dejaran de trabajar. El jefazo Karlo Castillo se movió rápido para armar los expedientes que don José Ángel entregó al Ejército, la PGR y la Fiscalía General del Estado, y programó los ceses de tal forma que los agentes despedidos no se enteraran todos a la vez, sino en grupos, y que no se les notificara en la sede de la Dirección de Seguridad Pública, uniformados y armados, sino que los enviaron a la dirección de Asuntos Internos, en otro edificio. Además, la presencia de representantes del Ejército, las fuerzas federales y la Fiscalía Estatal en el anuncio, sirvió para reforzar la contundencia del despido masivo.

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Claro que la maniobra expuso la podredumbre en la corporación, como lo evidencia la notoria lista de “travesuras” que andaban haciendo los policías que se supone deben proteger a los ciudadanos, cuando por el contrario se dedicaban al secuestro, robo, extorsión, lesiones e inhabilitación de los aparatos GPS para ocultar la ubicación de las patrullas. Estas son algunas de las lindezas cometidas por los agentes en cuestión. No se descarta que estas prácticas vayan a seguir con los que se quedaron, pero al menos hubo un escarmiento. El problema para don José Ángel y don Karlo ahora es doble. Por un lado, reponer lo que representa un tercio de la fuerza operativa de la Policía, reclutando nuevos agentes y ascendiendo buenos elementos para que ocupen plazas de mando vacantes por la “limpia”. El otro problema fue enviar a la calle a 300 personas entrenadas en el uso de la fuerza, pues es claro que los agentes despedidos no se van a ir a poner un puesto de tacos al Centro, sino que lo más probable es que sigan engrosando las filas de la delincuencia, pero al menos ahora sin “charola”. De ahí que sea crucial el seguimiento que se les dará a estas personas un vez fuera de la corporación. Por lo pronto, la decisión tomada recupera algo de la confianza perdida en la actuación de las autoridades frente a la ola delictiva y demuestra que cuando uno se pone los pantalones (holgaditos de la entrepierna) lucen bien.

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Nuestros subagentes en la Presidencia Municipal de Torreón reportan que varios funcionarios traen una quiniela sobre quién va a ser el próximo candidato a alcalde. Lo curioso es que la especulación en el seno de la Administración de origen panista es sobre el candidato ¡del PRI! En efecto, las apuestas corren entre los vicegobernadores Eduardo Olmos y Antonio Juan Marcos y hasta ahora no se ha escuchado de una quiniela similar sobre el PAN. Esto puede deberse a que en el Municipio quieren darse una idea sobre el rival en las elecciones de octubre y que ya se resignaron a que el candidato será el diputado Jesús de León, quien juega en el equipo rival, aunque el vicealcalde Rodolfo Walss todavía tiene las veladoras prendidas. La otra es que algunas huestes panistas están resignados a perder las elecciones de octubre, pues por ahí se comenta que el panorama está difícil y los operadores en el PAN y el Municipio apenas empiezan a reconstruir las redes clientelares que no sirvieron para nada en las elecciones del año pasado.

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Por cierto, en esto de la carrera tricolor por la presidencia municipal, nuestros subagentes en las cafeterías donde se hace fino análisis político, comentan que dos ex alcaldes suspiran por regresar a las andadas y andan viendo si pueden resultar agraciados por el dedo del gober Humberto Moreira. Se trata de Braulio Fernández Aguirre, quien dejó la alcaldía hace 25 años, y del “bien peinado” Carlos Román Cepeda, quien se despidió de la nómina municipal hace 16.- Ambos, en el paso de los años, han alternado ratos entre el presupuesto y la congeladora. Don Braulio ocupó un cargo público por última vez hace nueve años, cuando dejó la diputación federal, mientras que don Carlos ha roído varas nóminas (perdón, huesos) el último en Fomento Económico de Coahuila, donde anda muy activo. Ambos grillos son cartuchos reciclables que quieren hacer ver que la experiencia cuenta. Según los subagentes, los dos miran con mucho interés las encuestas de popularidad de los gallos en contienda para ver si el pueblo todavía se acuerda de ellos.

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Si bien en el PRI se había decidido evitar los ataques directos al presidente Felipe Calderón en las elecciones federales, sobre todo en la guerra contra el crimen organizado, la encerrona que tuvo la cúpula priista en Toluca hace unos días al parecer arrojó un cambio de estrategia. Nuestros subagentes comentan que la jefaza del tricolor, Beatriz Paredes, advirtió a los gobernadores, que andan calientes contra la Federación y el PAN, que don Felipe trae buena popularidad y que los ataques podrían revertirse. Por el lado contrario, el senador Manlio Fabio Beltrones pidió irse con todo. Lo curioso fue que los gobernadores de estos lares se dividieron entre los dos bandos. Se dice que el gober de Durango, Ismael Hernández Deras, apoyó la cautela de doña Beatriz, mientras que el de Coahuila, Humberto Moreira, se inclinó por la estrategia del ataque con todo. Al parecer, ganó la línea dura. El problema, al menos en Coahuila y Durango, es que atacar la lucha contra el crimen organizado es una arma de doble filo, dado que ambas entidades están profundamente afectadas por la delincuencia. Pero como en esto de las campañas hay que tirar lodo, la elección se volverá un cruce de acusaciones sin buscar solución de fondo. Por lo pronto parece que ya se quitaron los guantes y la cosa promete ponerse buena la semana que entra, cuando visite Torreón Germán Martínez, el “muchacho pendenciero” que cobra de presidente nacional del PAN y de cuya boca han salido algunos de los dardos más divertidos de la campaña. Estaremos pendientes.

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Mal se vieron los alcaldes de Matamoros, Homero Hernández, y de San Pedro, Arturo Babún, al hacerle el feo a la reunión que tuvieron funcionarios de la Comisión Nacional del Agua y de Protección Civil de Coahuila con autoridades de esos dos municipios y Francisco I. Madero para analizar una posible avenida del Río Nazas. A lo mejor ambos ediles no pensaron que fuera tan importante la reunión, pues quizá ya no se acuerdan del desastre que dejó el paso del río el año pasado. Sólo el alcalde de Madero, Nicolás Muñiz, asistió al encuentro, lo cual también es relevante, pues el funcionario es notorio por trabajar medio tiempo, porque hacerlo tiempo completo cansa mucho. El caso es que el jefe de Protección Civil del Estado, Segismundo Doguin, se enojó con ambos alcaldes, quienes claramente no entienden la magnitud del problema que se les vendría encima, aún cuando lo padecieron hace menos de un año. Nuestros subagentes comentan que la Conagua busca poner algo de orden en el cauce del río en caso de que las presas lleguen al tope otra vez este año, aunque se ve difícil que se arreglen todas las deficiencias que sacó a la luz la avenida de 2008, pues las autoridades estatales y municipales nunca se pusieron las pilas para las acciones de remediación.

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