El resultado de las elecciones del domingo cambió completamente el mapa electoral en Torreón, donde los colores blanco y azul de plano se deslavaron. Los panistas de la localidad tienen frente a ellos una variedad de razones para su derrota, que en lo local van desde lo que calificaron como "dádivas" del "Gobierno de la Gente" hasta el desempeño de la administración municipal, y en lo nacional incluyen a la crisis económica y de seguridad. Ahora los panistas están frente a la tarea de recomponer el partido y la estrategia para poder mantener la alcaldía de Torreón en octubre, o de plano resignarse a perderla, pues está difícil recuperarse del golpe en tres meses. Y es que ahora los panistas hablan de una reconciliación y un examen de sus acciones, pero lo mismo dijeron en octubre pasado y quedaron igual.
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De hecho, el PAN sólo logró 8 mil votos más ahora que en octubre, una cantidad insuficiente para poder dar la pelea. Nuestros subagentes reportan que lo que en realidad enfurece a los panistas es no lograr una identificación de la labor de Gobierno con la marca partidista con la misma eficiencia con que lo hizo el Gobierno Estatal. Con el desastre del domingo, perdiendo Torreón por margen de más de dos a uno, tomará al PAN varios ciclos electorales para reponerse. Con este resultado, el gober Humberto Moreira, que anda feliz y otra vez desatado, podrá operar a sus anchas la designación del candidato a alcalde sin preocuparse tanto por el nombre que pueda ganar la elección, pues ya quedó claro que con la operación electoral es suficiente y las figuras pasan a segundo plano. En el PAN, los subagentes comentaban antes de las elecciones que el candidato del distrito 6, Luis Gurza, preparaba el terreno para buscar la candidatura a la alcaldía incluso si era derrotado, pues el dinamismo y creatividad que mostró en la campaña lo posicionaron bien en la opinión pública. Pero viendo el resultado, quién sabe si va a querer aventarse otra vez. Nuestros subagentes comentan que el diputado Jesús de León y el vicealcalde Rodolfo Walss quedaron sacados de onda con el resultado, pero que de cualquier forma se quieren aventar, lo cual los convierte en suicidas, masoquistas o políticos con mucho amor al arte, como se le quiera ver.
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La mala noticia para el PAN es que, contrario a lo que sucedió en 2008, cuando el PRI no ganó muchos votos más que en la elección anterior, pero el PAN se desplomó, ahora no ocurrió solamente otra caída del PAN, sino una ganancia neta para el tricolor. Tomando el distrito 6, bastión panista desde 1997, el PRI fue de 41 mil votos en 2006 a 68 mil en la pasada elección, mientras que el PAN cayó de 79 mil votos a 37 mil. En total en Torreón, el PRI ganó más de 40 mil votos. Está claro que el rechazo al PAN no se traduce completamente en un apoyo al PRI, pero el tricolor ya logró recuperar parte de esos votos perdidos. Para dar cuenta del resto, los panistas tienen que pensar muy duro la razón por la que sus votantes se quedaron en sus casas. Las culpas dentro del partido ya empezaron a correr como dardos, pero por debajo de la mesa, pues nadie ha sacado sus acusaciones a la arena pública, donde deben debatirse estas cosas. Obviamente, los grupos afines al senador y primer compadre Guillermo Anaya, ponen la culpa en el alcalde José Ángel Pérez. Por cierto, sorprendió la ausencia de don Memo en la conferencia de los candidatos panistas el domingo por la noche, pero nuestros subagentes en Campeche reportaron haberlo visto por allá, enviado por la dirigencia del partido a darle “calorcito” a los candidatos campechanos que también fueron barridos por el tricolor. El que tampoco anduvo en la conferencia fue el alcalde José Ángel Pérez, quien hasta el lunes salió a decir que de ninguna manera su administración tiene la culpa de lo ocurrido. Con estas discusiones, va a estar difícil que el PAN vaya a ganar una elección pronto, lo cual resulta problemático para la vida política de la entidad, porque el partido ya no está en condiciones de ser un contrapeso efectivo al PRI, que ha regresado a las épocas del “carro completo”.
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En este “carro completo”, al ganar el PRI los siete distritos de Coahuila, recuperó cinco perdidos en 2006. Pero el gober Humberto Moreira recupera en realidad seis diputados, pues uno de los priistas electos hace tres años, Javier Guerrero, no siempre jalaba de su lado y el gober sólo podía contar con el “diputado de la gente”, Jericó Abramo. Ahora tiene a los siete futuros curulecos perfectamente alineados, con el añadido de los tres plurinominales que podría colar en la Cámara, como el jefazo de la CTM estatal, Tereso Medina, el ex gobernador, Eliseo Mendoza Berrueto y la diputada local y ex secretaria de Turismo, Hilda Flores Escalera, quien brincaría a su tercer hueso en un año. Así que diez diputados en San Lázaro le darían al gober una mejor posición para buscar dinero o programas en la Cámara Baja y, por supuesto, llevarse el crédito. El control político del clan Moreira en el Estado es total y sin nadie enfrente que ponga pelea. El caso más notable de los diputados electos en Coahuila es el del hermano cómodo Rubén Moreira, quien le recetó una diferencia de casi siete votos a uno a la panista Tomasa Vives en el distrito 4 de la peronera capital. En un “flashback” a la década de los cincuenta, don Rubén se agenció más del 70 por ciento de los votos, el margen más alto de todos los distritos del país. Esto, por supuesto, es uno de los escalones para buscar la gubernatura dentro de dos años, sobre todo porque su diputación le da el puesto de elección popular que necesita como requisito para la candidatura del PRI y porque el resultado obtenido en Coahuila es la credencial que el gober presentaría en la dirigencia tricolor para que avalen el relevo fraterno.
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En Durango, el gober Ismael Hernández Deras ya se apresta a analizar con detalle el resultado de sus dos “gallos” a la gubernatura a ver quién, entre Ricardo Rebollo o Jorge Herrera Caldera, demuestra más músculo electoral. Si el “dedazo” para elegir al próximo candidato a gobernador se basara sólo en el desempeño electoral entonces don Ricardo llevaría la ventaja. El ex alcalde de Gómez Palacio ganó el distrito 2 por margen de tres a uno frente al PAN, mientras que en Durango, don Jorge ganó por menos de dos a uno de diferencia. La “grilla” va a estar intensa en los próximos meses, pues obviamente don Ricardo tiene que remontar el problema de que no es de Durango para ganar la candidatura y si eso va a ser un factor decisivo, el resultado electoral no le va a servir de mucho.
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Dos “grillos” laguneros exportados a la capirucha del esmog tienen su suerte atada al resultado de la elección. Por un lado, el todavía diputado priista Javier Guerrero se afianzó en el círculo interno de la jefaza tricolor, Beatriz Paredes, ocupando la cartera de gestión social del Comité Nacional, que le sirve de colchón para cuando salga de la nómina legislativa en agosto. Y viendo cómo subieron los bonos de doña Beatriz con estas elecciones, al grado que es mencionada como contendiente para la candidatura presidencial, pues los de don Javier también suben. Caso contrario el del secretario general del PAN, Rogelio Carbajal, cuya cabeza seguramente rodará dentro de un mes, cuando se concrete la salida del presidente nacional, Germán Martínez. Don Rogelio fue parte integral de la estrategia y la selección de candidatos, de modo que el relevo en la dirigencia también incluirá la Secretaría General. El futuro de ambos es incierto, pero seguramente su condición de cuates del Presidente Felipe Calderón les permitirá un buen paracaídas. En el rejuego panista ya surgió el nombre de otro lagunero, el Embajador Jorge Zermeño, quien ha sido mencionado en varias columnas políticas como probable dirigente nacional. ¿Será?