El que ya regresó para manejar el negocio familiar (perdón, la Presidencia Municipal) es el alcalde de Francisco I. Madero, Nicolás Muñiz Domínguez. Quién sabe qué lo animó a salir del agujero donde se metió durante la última semana, con el Municipio en plena crisis de seguridad, porque nada parecía capaz de sacarlo. Hace una semana el ejército detuvo a 35 policías municipales, incluyendo al jefe de la corporación, y el Alcalde no dijo nada. Los militares y la Policía Estatal tomaron la vigilancia de Madero y el alcalde se escondió. La Fiscalía General del Estado acusó a cinco policías de secuestro y la PGR abrió una investigación por delincuencia organizada y se llevó a los mandos policiacos a un penal federal, y el Alcalde no apareció. Ni siquiera en el "Gobierno de la Gente" sabían qué pasaba con don Nicolás.
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Nuestros subagentes reportan que un funcionario estatal comentó que era mejor que el Alcalde ni se apareciera, porque empeoraría las cosas. Otro funcionario fue más colorido al señalar que “ese burro ya no rebuzna”, al referirse a don Nicolás. Por coincidencia o a propósito, el Alcalde dio la cara un día después de que el Fiscal Jesús Torres Charles afirmó que no tenían nada contra él. Dijo que andaba de gira por los ejidos y que no quería dar la cara para no afectar la investigación, aunque su jefe de prensa había dicho que estaba en Saltillo precisamente viendo las investigaciones. Lo más curioso fue que el gober Humberto Moreira, tan aficionado a ponerle un gorro infernal a los alcaldes hasta por baches en las calles, no le ha aplicado un correctivo al edil maderense por haber desaparecido en la peor crisis de seguridad del Municipio. También sorprende que los priistas en el Congreso del Estado, que el año pasado andaban amenazando con un juicio político contra el alcalde José Ángel Pérez por las broncas en la Policía municipal, en esta ocasión se han quedado callados frente a las acusaciones de delincuencia organizada en la Policía maderense y la indolencia del llamado “jefe de la comuna”. Así las cosas, Madero vive una virtual desaparición de poderes porque nadie quiere enterarse de nada y la paradoja es que los maderenses dicen que así están mejor.
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El Municipio de Torreón está metido en una severa crisis financiera de la que el alcalde José Ángel Pérez no halla la puerta y pone todas sus esperanzas en adquirir una deuda por 174 millones de pesillos para cerrar “tablas” el año y su Administración. Pero otro frente amenaza con abrirse para poner al Municipio en aprietos. Nuestros subagentes comentan que la Auditoría Superior de la Federación prepara una serie de observaciones al ejercicio de recursos federales en 2007, donde se habrían detectado faltantes. Las observaciones de la Auditoría se manejan a nivel de rumor y no está claro si van por el lado de un subejercicio, donde el dinero no se gastó, pero todavía estaría disponible, o algo más grave, como un desvío de recursos. Como quiera que sea, no augura nada bueno para el cierre de la Administración, que en eso de los manejos financieros ya no ve lo duro sino lo tupido.
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A diez días de las elecciones en donde se llevaron una histórica paliza, el PAN en Coahuila y particularmente en Torreón todavía no ha empezado el tan cacareado proceso de “reconciliación” y búsqueda “de unidad” que les permita armar un frente en las elecciones municipales del 19 de octubre. El jefazo estatal del PAN, Reyes Flores Hurtado, ya dijo que no se va a pesar de las cuentas que entregó, para no meterle más ruido a la situación interna del PAN. El senador y primer compadre, Guillermo Anaya, anda más metido en la sucesión del comité nacional que en la “grilla” local, mientras que el alcalde José Ángel Pérez busca mantener el control del comité municipal. El problema con el blanquiazul en Torreón es que su caballada quedó bastante flaca y ahora tendrán que encontrar al candidato que se quiera aventar a que le repitan la dosis del 5 de julio. Nuestros subagentes comentan que el diputado Jesús de León sí está apuntado, pero no le entraría a un proceso interno para ganar la candidatura. Por otro lado, el vicealcalde Rodolfo Walss insiste en que él debe ser el “gallo” del blanquiazul, pero la situación de su grupo político indica que sólo en una elección interna podrá sacar la candidatura. Algunos panistas siguen aferrados a la esperanza de que el Embajador Jorge Zermeño regrese de la Madre Patria para competir otra vez por la alcaldía. Sin embargo, don Jorge anda sonando para más altos vuelos, pues en la capirucha del esmog se rumora que podría entrar al relevo de Germán Martínez en la dirigencia del PAN o ser parte del reacomodo de fichas en el Gobierno Federal, entrando al Gabinete si es que el Presidente Felipe Calderón empieza a cortar las cabezas de colaboradores que no han funcionado (¿todos? preguntó una mala lengua por allí). Está difícil que don Jorge cambie la posibilidad de jugar en las ligas mayores para venirse de candidato a alcalde a una contienda que no está segura y frente a la maquinaria del gobernador que le ganó hace cuatro años.
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Mientras que la obra en el puente D1 en el bulevar Miguel Alemán de Gómez Palacio sigue atorada mientras diversas dependencias de Gobierno se echan la bolita y cada vez más ciudadanos manifiestan enojo, ya empieza a extrañar la actitud de la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas de Durango. Como se sabe, la obra fue detenida por la Secretaría de Comunicaciones y Transportes federal por irregularidades en la licitación que hizo el Gobierno Estatal, pero funcionarios de la dependencia indican que están preparados para autorizar la reanudación de la obra, pero sólo falta que la Secope entregue la documentación sobre el proceso que lleva la construcción del mentado puente, y hasta ahora no la han recibido. En Gómez Palacio, autoridades municipales insisten en que ya se entregó a la Secope la información requerida para que ésta, a su vez, la turne a la Federación. O sea que el “atorón” está en Durango, particularmente en las oficinas del secretario César Rodríguez Salazar. Según los subagentes, don César no tiene prisa por reanudar la obra, pues el retraso convendría a los intereses políticos del diputado electo Jorge Herrera Caldera, que al parecer es su “gallo”, quien aspira a la gubernatura y mejora sus posibilidades en la medida en que la Administración de Gómez Palacio, donde todavía pesa su rival Ricardo Rebollo, se vea mal frente a los ciudadanos. El problema es que, mientras más se aplace la terminación de la obra, más crece la posibilidad de que don César se lleve al baile al gober Ismael Hernández Deras y que los gomezpalatinos le pasen la factura al Estado por la ineficiencia.
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Pasadas las elecciones, los gobiernos del estado de Coahuila y el Municipio de Torreón, retomaron con fuerza la publicidad de obras, pues a mediados de septiembre van a tener que ponerse otra vez la “mordaza electoral”. Mientras que la Administración de José Ángel Pérez mantuvo el mismo mensaje e identidad gráfica que su propaganda anterior, el “Gobierno de la Gente” dio un giro y sacó una campaña nueva y con diferentes mensajes, en el que llama la atención que se refieren a los resultados del Gobierno como “obras de verdad para gente de verdad”. ¿Será que las huestes del gober Moreira piensan que todo lo anterior a su llegada era de mentiras? Es sólo una pregunta.