La realidad alcanzó a las autoridades de Durango con la muerte de veinte internos en el Cereso de Gómez Palacio la semana pasada. Luego de meses de asesinatos dentro del penal, el gober Ismael Hernández Deras y su secretario de Seguridad Pública, Jorge Torres Castillo, se sentaron a esperar a que la Policía Federal viniera por los reos que habían depositado en el Cereso y que son los causantes del problema. Pero la tensión permanecía hasta derivar en lo que no puede ser calificado como otra cosa que una carnicería. La gente comenta que la duda es que si a estas alturas las autoridades no pueden controlar un penal, poco se puede esperar de controlar el resto del país en la guerra contra el crimen.
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Parte del problema es que la Federación ha mandado a los estados a pelear la guerra sin fusil en la cuestión de encarcelar a los reos acusados de delitos federales, cuya alta peligrosidad rebasa la seguridad de los penales estatales. Pero la otra parte del problema es que las autoridades locales poco hicieron por desactivar la situación. Hasta la matanza del viernes, quince reos y tres custodios habían sido asesinados dentro del Cereso de Gómez Palacio, pero sólo un puñado de reos federales había sido removido. El enfrentamiento de la semana pasada elevó la cifra de muertos en el penal a 36 en lo que va del año, lo cual representa más de la mitad de los 64 reos que han muerto dentro de cárceles en todo el país durante 2009. El gober Hernández Deras pareció no darse por enterado hasta ayer, cuando dio sus primeras declaraciones y fueron para decir que la Policía Federal no se había llevado a 47 presos, sino sólo a 22, lo que demuestra que la coordinación no es su fuerte. En estos días, sólo sus subordinados habían salido a intentar dar alguna explicación, entre ellas las “disculpas” que los encargados de prensa del Gober dieron a los medios de comunicación por la golpiza propinada por los policías que la agarraron contra los familiares de internos que pedían desesperados información sobre lo que ocurría en el penal la noche del viernes. Pero nuestros subagentes dudan que esas disculpas se hayan hecho extensivas a los familiares golpeados.
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Urgidos como están de dinero en el Municipio, el alcalde José Ángel Pérez ya prepara la expedición de 250 licencias de alcoholes más, pues se sumarían a otra cantidad similar que se aprobaron hace unas semanas. A pesar de que la primera ronda de licencias le reportaría al Municipio 30 millones de pesillos, las huestes del tesorero Gerardo Martínez todavía no han logrado juntar todo el dinero, ni mucho menos tienen una idea de dónde lo van a gastar. Podrían empezar por reponer los apoyos a patronatos e instituciones de beneficencia que cancelaron como si fueran una versión moderna del “Scrooge” de Dickens, o también podrían usar parte del dinero para pagar las deudas que tienen pendientes y aminorar la carga de un crédito. Y eso que las 250 nuevas licencias podrían reportar otros treinta milloncitos, si no es que más. Los subagentes reportan que si bien el costo de una licencia es de 123 mil pesos, en el Municipio las andan cobrando a 200 mil. La pregunta es si el dinero va a entrar completo a las arcas municipales o la diferencia se va a canalizar a otro lado. ¿Usted qué piensa?
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Mientras que el suspirante panista a la alcaldía, Jesús de León desató una campaña de propaganda para elevar su nivel de reconocimiento entre los torreonenses que aún no tienen el gusto de conocerlo, su contrincante priista entró en periodo de hibernación hasta el registro de su candidatura. Mientras las bases tricolores se enfurecen con la campaña de don Chuy y amenazan con demandarlo, Eduardo Olmos ha estado más ocupado armando la estrategia con la confianza de que la gente ya lo conoce de sus tiempos en que fue vicegobernador. Nuestros subagentes infiltrados en la campaña tricolor comentan que don Lalo basa su equipo en dos ejes. Por un lado está el operativo, a cargo del próximo curuleco Miguel Ángel Riquelme (quien por cierto en estos días recogerá su “charola” de diputado, que es muy útil para estacionarse donde quiera). Don Miguel Ángel probablemente no tiene mucho apuro por ponerse a legislar y pasará buen tiempo en estas tierras para echarle la mano a don Lalo, ayudado por el futuro regidor Rodrigo Fuentes. Otros escuderos de don Lalo son Lauro Villarreal y Mario Domínguez, que no lo abandonan ni un centímetro desde que estaban en la vicegubernatura. La otra cara de la estrategia es la jurídica, para defenderse de cualquier demanda que quieran aventar los panistas y ahí el encargado es el ex diputado local Miguel Mery, quien estaba en la “congeladora de la gente”, pero ha sido rescatado para ciertas operaciones políticas en La Laguna. Si don Miguel lleva bien su chamba, podría entrar a cobrar de Secretario del Ayuntamiento en caso de que gane don Lalo. Mientras tanto, el dirigente municipal del PRI, Salvador Hernández Vélez, (medio herido en el alma, pero disciplinado) y el delegado del Comité Estatal, Gabriel Calvillo, siguen sudando con la integración de la planilla, bajo la estricta supervisión del hermano cómodo Rubén Moreira, quien probablemente tampoco podrá legislar mucho desde el primero de septiembre, porque tiene que sacar las elecciones. Rondando el proceso de armado de la planilla están Samuel González y Mario Cepeda, dos viejos líderes tricolores que no quieren soltar las cuotas de poder y quieren hacerse de regidurías para ellos o su gente a como dé lugar, aun a costa de renovar los cuadros tricolores.
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Como acostumbra en periodo electoral, el gober Humberto Moreira se va a guardar durante los próximos dos meses que duren las campañas para las alcaldías, y junto a él va todo el Gabinete, que tiene la mordaza puesta para que luego no los acusen de electoreros. Sin embargo, don Humberto se dio una vuelta ayer para una encerrona con el flamante vicegobernador Antonio Juan Marcos y el encargado de Obras Públicas, Gerardo Berlanga. Y es que la encomienda principal que traen es meterle el acelerador a los “puentes de la gente” para que luzcan a tiempo para las elecciones. Sin embargo, la modernización en dos vialidades, la calzada Ramón Méndez y la avenida de la Paz, arrancadas hace meses, lucen ahora solitarias por el abandono, pues al parecer traen algunos problemillas con el flujo de dinero. También hay algunos pendientillos en la operación de la vicegubernatura para darle un empujón a los candidatos del PRI en La Laguna. Pero al parecer, en esta temporada electoral, calladitos se ven más bonitos.
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El que se quedó como el perro de las dos tortas es el ex coordinador de programas sociales en La Laguna, Juan Carlos Ayup, quien se pensaba “amarrado” para la candidatura del PRI a la alcaldía de Matamoros y a final de cuentas se quedó sin la chamba estatal y sin la postulación, que recayó en el empresario Guillermo del Real. La candidatura se definió en un cónclave que varios dirigentes priistas del Coahuila tuvieron el fin de semana, donde decidieron los “dedazos” (perdón, candidaturas de unidad). Don Juan Carlos ya se hacía candidato desde que su fiesta de cumpleaños hace unos meses contó con la presencia de los hermanos Humberto y Rubén Moreira, pero a final de cuentas se tuvo que disciplinar y a ver qué hueso logra salvar ahora. En San Pedro la candidatura se decidió a favor del ex curuleco local, Jorge Abdala, quien es recordado porque daba mucho de qué hablar (y no precisamente en buenos términos) en los tiempos en que su padre fue presidente municipal, así que dará más de qué hablar ahora que se siente en la silla.