Con el arranque de sus campañas, los candidatos a la presidencia municipal de Torreón nos hicieron el favor de decorar la ciudad con sus "lindas caras" y tapizar los espacios televisivos y de radio con sus "spots", como si la saturación de hace dos meses con la elección federal no hubiera sido suficiente para hartar a los ciudadanos. El priista Eduardo Olmos y el panista Jesús de León se dejaron ir con todo, aunque con estilos diferentes. La propaganda de don Lalo es de un estridente rojo "a la Hugo Chávez", con camisa incluida, mientras que la de don Chuy se muestra en colores más amables a la vista y sale acompañado en las fotografías. Lo curioso es que la influencia del gober Humberto Moreira se nota en la promoción de ambos suspirantes.
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En el caso del PRI, obviamente porque la identidad gráfica de la campaña fue dictada desde la peronera capital por los estrategas de comunicación de don Humberto y el hermano cómodo Rubén. En el caso del PAN, con el eslogan, “Cerca de la Gente”, y su órgano de difusión, “El Periódico de la Gente”, se colgaron del concepto que tenía acaparado la Administración moreirista, en cosas que van desde el Gobierno hasta el agua y los condones. Con esto, el PAN busca morder el monopolio del Gobierno Estatal sobre “la gente”, pero también pretende una identificación que le pudiera dar réditos entre el electorado que ya no distingue entre el PRI y el PAN porque en el fondo le resultan la misma cosa y de ambos tiene que cuidarse. El problema en todo caso lo tendría con algunos panistas recalcitrantes, que podrían ver en esto una herejía. El primero en brincar fue el alcalde José Ángel Pérez, quien pidió la intervención del Comité Estatal panista. Pero la estrategia parece ser, precisamente, estatal, pues nuestros subagentes reportan que esto también sucede en Saltillo, donde el candidato blanquiazul, Óscar Mohammar, se ha colgado de la gestión de don Humberto. Por su parte, la campaña de don Lalo va dirigida contra el alcalde, lo que se deduce desde el eslogan, “Rescatemos Torreón”, un golpe directo a la actual Administración. Sin embargo, durante parte de los últimos cuatro años, como vicegobernador de Desarrollo Regional, don Lalo no estuvo muy ajeno al estado actual de cosas en la ciudad, nomás que le vino un ataque de amnesia. Ambos candidatos prometen una recuperación de la ciudad; indiscutiblemente el ganador asumirá el cargo en una severa crisis económica que pone en riesgo muchos de los proyectos que se van a cantar durante las campañas. Pero la realidad nunca ha sido obstáculo para las promesas, pues como dicen por ahí, las más grandes mentiras se dicen antes del matrimonio, después de la cacería y durante las elecciones.
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Y hablando del proceso electoral, la asistencia del primer “peso pesado” partidista en la contienda se dará este domingo, cuando visite Torreón César Nava, jefazo nacional del PAN y cuatacho del presidente Felipe Calderón. Don César estará en un evento para celebrar los 70 años del PAN y tendrá encuentros con mujeres y empresarios y en una de ésas hasta se lo llevan a una colonia popular para que esté “cerca de la gente”. El mismo domingo también andará por acá el flamante diputado Rubén Moreira, verificando la campaña tricolor y preparando el anuncio de su propuesta de paquete económico. A ver si don César y don Rubén no se encuentran por ahí y se van a tomar un cafecito. Sería interesante el cortocircuito que se generaría.
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En los medios de comunicación también se vive la polémica electoral, sobre todo en lo que tiene que ver con los tiempos en medios electrónicos. Como el Instituto Electoral de Coahuila se lavó las manos en la pauta de los promocionales de campaña, el Instituto Federal Electoral, encargado de hacer la repartición, necesita unas clases de geografía coahuilense. Resulta que en La Laguna se transmiten anuncios de candidatos en municipios como Monclova y Piedras Negras, mientras que los aspirantes en Torreón ya son plenamente conocidos en otras partes de la entidad. El desbarajuste se agrava porque el IFE también pautó anuncios consecutivos en los que en un mismo bloque se repiten hasta tres veces los mismos “spots”. No haría mal el IFE en ponerle más cuidado a las campañas en radio y televisión, pues además de la pauta de anuncios también le han fallado al monitoreo. Nuestros subagentes reportan un programa de radio donde el tricolor Eduardo Olmos ya sumó tres horas de entrevista esta semana contra cero minutos del panista Jesús de León. El conductor de dicho programa, Jorge Torres Vargas, es el superasesor del ex alcalde gomezpalatino Ricardo Rebollo, quien al parecer quiere brincar el río y prestar servicios por acá, por aquello de tener dos velas encendidas.
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Mientras buena parte de los funcionarios de la actual Administración municipal de Torreón ya buscan la puerta de salida a tres meses de que tengan que limpiar sus escritorios. Uno que anda buscando la forma de quedarse es el gerente técnico del Sistema Municipal de Aguas y Saneamiento (Simas), Luis Horacio Salmón. Nuestros subagentes escondidos en los cárcamos comentan que don Horacio busca amarres para quedarse al frente del área que mantiene funcionando (es un decir) la infraestructura hidráulica de la ciudad y para ello ha buscado gestiones con personas cercanas al suspirante priista, Eduardo Olmos. Sin embargo, el panorama se le presenta complicado dadas las circunstancias de su propia llegada a la empresa paramunicipal. Como se recordará, don Horacio llegó cuando el alcalde José Ángel Pérez le dio las gracias a Raymundo Rodríguez, quien se había eternizado en la gerencia técnica sin que nadie se atreviera a correrlo. Don Raymundo procedió a acomodarse en la Comisión Estatal de Aguas y Saneamiento (CEAS) gracias a los oficios de don Lalo. Por lo mismo, es insistente el rumor de que don Raymundo prepara el regreso por la puerta grande a las oficinas del Simas en caso de que el PRI recupere la alcaldía, para eternizarse de nuevo en ese jugoso puesto. No cabe duda que el amor a la nómina mueve montañas.
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La sacudida que el alcalde de Gómez Palacio, Mario Alberto Calderón, le dio a su Gabinete, sigue llamando la atención no sólo de los que se fueron, sino también de los que se quedaron. El cambio en la dirección de Obras Públicas, de donde salió Manuel González Margáin, es notorio cuando todavía hay obras pendientes por terminar y el ex funcionario era de los pocos que entendían la maraña en torno a la principal obra pública de la Administración, el puente D1 sobre el bulevar Miguel Alemán, que se ha hecho interminable por una disputa entre los gobiernos federal y de Durango. Para amolarla, el relevo en Obras Públicas, el ingeniero Luis Lara de la Cerda, llegó sin tener idea de lo que sucedía en torno a las obras pendientes en Gómez Palacio, incluyendo los puentes en construcción. No es de extrañar, dado que el nuevo titular es de Torreón y al parecer llegó al cargo porque, reportan nuestros subagentes, trabaja en la constructora propiedad de Ciro Calderón, hermano del alcalde gomezpalatino. De hecho buena parte de los funcionarios de la Administración son torreonenses, aunque ser de Gómez Palacio tampoco es garantía, como lo demuestra la directora de Desarrollo Urbano, Claudia Aguilera, que no sabe cuántos fraccionamientos hay en el Municipio. En otras áreas no les va mejor, como Recursos Humanos, donde permanece Máximo Rivas, quien en una ocasión admitió no saber cuántos empleados tiene el Municipio; o en Plazas y Mercados, donde Gabino Guerrero permitió que los ambulantes que iban a ser reubicados al Mercado Morelos se dispersaran nuevamente por la ciudad. A lo mejor don Mario tiene que sacudir de nuevo a su equipo de trabajo. Pobre Gómez Palacio.