Por fin se le hizo a Eduardo Olmos Castro alcanzar la alcaldía de Torreón, luego de cuatro años de esperar pacientemente la nueva oportunidad, en medio de la controversia sobre la vicegubernatura que ocupó en La Laguna y la brincadera de puestos que tuvo en este lapso. Don Lalo ya soltó el cuerpo, aunque ahora viene lo difícil. Nada más para que tuviera una probadita, mientras el candidato festejaba su transformación en alcalde electo el domingo por la noche, un grupo armado emboscaba al jefe de la Policía Municipal, Karlo Castillo Gracia. El reto para don Lalo es enorme, pues recibe una ciudad más insegura y con mayores problemas financieros que hace cuatro años.
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Y si bien el alcalde electo anticipa un cambio “radical” con respecto a su antecesor José Ángel Pérez, tampoco se trata de desmantelar lo que hizo la actual administración municipal, donde hay programas rescatables, sobre todo en el área social. Donde sí urge el cambio radical del que habla don Lalo es en el equipo de trabajo, pues se impone la necesidad de contar con la persona más calificada para cada puesto. El alcalde electo tiene abiertos dos frentes tentadores: uno es el de los cuadros priistas del círculo cercano a don Lalo que estuvieron exiliados de la nómina municipal durante siete años y ya se frotan las manos ante el inminente regreso. El otro es el de las cámaras empresariales que ya empiezan a promover nombres para puestos clave con el objetivo (no explícito, por supuesto) de favorecer a sus gremios. Nuestros subagentes reportan que las cámaras de Comercio, de la Propiedad Urbana y de la Construcción ya empezaron a circular nombres para áreas como el Simas, Obras Públicas y Desarrollo Urbano, por lo que habrá presiones para que haya designaciones bajo la fachada de la “ciudadanización”, cuando el resultado sería la formación de camarillas. Hasta ahora don Lalo ha evitado hacer compromisos formales, pero mientras avance la transición la presión crecerá. El próximo alcalde deberá tener presente que, a pesar de que su victoria fue por amplio margen, no podrá subestimar la oposición que aún permanece y que puede dar mucha lata. Por lo pronto, don Lalo vive una “luna de miel”, pero ahora que él y el gober Humberto Moreira ya ganaron la alcaldía de Torreón, vale la pena preguntar ¿para qué la quieren? Ojalá que sea para mejorar Torreón, que también es Coahuila.
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Y mientras en el PRI todos andan con una sonrisa, en el PAN dominan las caras largas. Los panistas no fueron capaces de hacer una evaluación crítica sobre el papel desempeñado en Torreón y los resultados son evidentes: tres derrotas al hilo durante el último año. El blanquiazul tiene ahora dos años para corregir sus errores antes de la próxima elección estatal, para gobernador y diputados locales. Fiel a la costumbre en los dos anteriores procesos electorales, en esta elección el alcalde José Ángel Pérez negó que su administración hubiera tenido culpa en la derrota y la atribuyó a la incapacidad del partido para mantener los votos, sin tomar en cuenta que él controla al comité municipal panista y que aumentan las voces en su propio partido que señalan una responsabilidad del edil. El blanquiazul perdió 26 mil votos en 2009 comparado con la elección de don José Ángel hace cuatro años, por lo que es evidente una sangría de votos decepcionados con la administración. En las últimas elecciones los votos que había perdido el PAN no los había ganado el PRI. A nivel estatal, el PAN fue borrado del mapa y ahora se tendrán que conformar con gobernar al 1.6 por ciento de la población, cuando hace 10 años gobernaban a tres cuartas partes. Por eso dio ternura la declaración del jefazo nacional del PAN, César Nava, que dijo que el resultado mostraba que el PAN había “roto la hegemonía” del PRI. Y es que don César parece perfectamente conforme con haber ganado San Buenaventura, Allende y Lamadrid, aún perdiendo Torreón. El PAN estaba tan desesperado de sumar victorias que se colgaron de su alianza con el PRD en Castaños para presumir que habían ganado cuatro municipios, cuando en Castaños el candidato era perredista y ese partido obtuvo la mayoría de los votos.
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El que deberá dar cuentas en el Comité Nacional es el senador y primer compadre, Guillermo Anaya, quien cada vez tiene más difícil la búsqueda de la gubernatura. Nuestros subagentes reportan que el mismo don José Ángel podría ser llamado a cuentas para que explique por qué perdió el PAN. Por cierto, en un notorio lapsus, los encargados de prensa del Municipio mandaron un comunicado señalando que el alcalde “reconoce triunfo del PAN (sic) en las elecciones”. Minutos después, viendo la pifia, tuvieron que mandar una fe de erratas con la rectificación. (A lo mejor el comunicado estaba preparado de antemano por alguien muy optimista). En cuanto al ex candidato, Jesús de León, al menos pudo rescatar un porcentaje de votos mayor al que se esperaba y deja la contienda con buen cartel y la imagen de que hizo lo que pudo frente a circunstancias adversas. A pesar de la derrota, la carrera política de don Chuy todavía goza de salud en el PAN, donde le reconocen que le tocó bailar con la más fea, pero que aceptó hacerlo y les dio brillo.
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En el clan Moreira están hinchados de contentos por haber avanzado un paso más a la dominación política del Estado y también por la llegada de un nuevo miembro. Vanessa Lucía, la hija del gober Humberto Moreira nació ayer con la torta del carro casi completo bajo el brazo. Don Humberto y el hermano cómodo Rubén lograron recuperar para el PRI municipios como Torreón, San Pedro, Acuña y Ramos Arizpe, y aunque les dolió un poco la derrota del PRI en Parras, donde el ex alcalde Evaristo Madero ganó bajo las siglas del Verde luego de que el tricolor le hizo el feo, no hay duda de que al rato lo arreglan. Lo mismo puede suceder en los municipios pequeños que ganaron el PAN y el PRD y donde no sorprendería si dentro de seis meses los alcaldes aparecen afiliados al PRI, seducidos por el embrujo de más recursos. La causa de la derrota en el PRI en los seis municipios perdidos fue una serie de problemas internos en la designación de sus candidatos, pues la selección fue abierta y el tino le falló a las “fuerzas vivas” del partido. En donde de plano no se midieron fue en Saltillo, cuyo régimen político se parece mucho al cubano. Ahí el ex diputado Jericó Abramo ganando por más de 120 mil votos de diferencia sobre Óscar “El Muñeco” Mohammar. Para tener una idea, nada más la diferencia de votos en la peronera capital es casi lo que sacó Eduardo Olmos en Torreón. Además, quedó como una ciudad “zapato”, donde el PRI ganó todas las casillas, algo que quizá no se veía desde tiempos de Óscar Flores Tapia, quien ya fue desbancado por don Humberto como el gobernador que es el mejor alcalde de Saltillo. Terminado el proceso, el gober Moreira se fue a atender el nacimiento de su hija y su regreso a la escena pública se espera para los próximos días. Nuestros subagentes reportan que estará en La Laguna la próxima semana para repartir instrucciones a los nuevos alcaldes. Don Rubén, por su parte, se regresó a la capirucha del esmog a las discusiones del paquete económico en la Cámara de Diputados, pero ya regresará para supervisar que los próximos ediles estén debidamente alineados.
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Terminando con Coahuila, el siguiente proceso electoral que se verá por estas tierras es el de Durango, el año próximo. Mientras que en el PRI sigue la batalla entre los diputados Ricardo Rebollo y Jorge Herrera Caldera, con José Rosas Aispuro intentando que lo pelen, en el PAN también se cuecen habas. Nuestros subagentes infiltrados en el PAN de Durango informan de una reciente reunión de varios panistas del Estado con el secretario de Turismo, Rodolfo “El Negro” Elizondo, para evaluar el panorama ante la renovación de la gubernatura el año que entra. Como se sabe, la chamba de don Rodolfo está en el limbo ante la intención del Presidente Felipe Calderón de desaparecer la Sectur, aunque la ironía es que el todavía secretario podría ser salvado por el PRI, que ya manifestó rechazo a eliminar esa secretaría. En lo que son peras o manzanas, es claro que don Rodolfo es la carta fuerte del PAN para la gubernatura, que ya buscó en 1992, aunque la postulación también la buscaría su tocayo, el senador Rodolfo Dorador. El PAN también evalúa la posibilidad de hacer una alianza con el PRD, olvidando por el momento que se detestan mutuamente. El problema es que el jefazo de Turismo todavía no se decide. Se comenta que en la mencionada reunión, sólo atinó a decir que no lo cuenten pero que tampoco se descarta. ¿Sino todo lo contrario?
