Luego de que un juez federal le regalara a la empresa PASA su Navidad adelantada con un fallo que le permite mantener el servicio de limpieza en Torreón al mismo precio y con las mismas condiciones que en los últimos 15 años, nadie en el Municipio se ha adjudicado la responsabilidad por la pifia jurídica que arroja un problema más a la larga lista que azota a la ciudad. El alcalde José Ángel Pérez hizo maletas y se fue de viaje, por lo que se desentendió del asunto. El abogado del Municipio, Carlos Gregorio Ramírez, se quedó con el paquete que ahora debe enderezar con el recurso de revisión, pero es probable que el litigio ya lo rebasó.
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Nuestros subagentes apuntan que la derrota en el juzgado de Distrito probablemente no se debe a una mala defensa del Municipio frente al amparo de PASA sino a la forma en que el Alcalde y los regidores iniciaron la negociación para renovar el contrato a PASA y luego la cancelaron abruptamente al decidir una licitación con el tiempo encima. En la Presidencia Municipal se comenta que los regidores prácticamente invitaron el litigio al votar una licitación del servicio de limpieza sin que la negociación con PASA para buscar mejores tarifas estuviera terminada, lo que permitió a la empresa alegar que se habían violado sus garantías. Como se recordará, la Administración optó en 2008 por negociar una renovación y luego ignoró el problema hasta los primeros meses de 2009, sólo para cambiar de curso sin decir “agua va”. El error original estaría en las actas de Cabildo de 2008 que hablan de una “posible renovación” a PASA, término que resultó ser una ventana que dejó abierta el entonces secretario del Ayuntamiento, Rodolfo Walss, para que la empresa luego afirmara que había un complot contra ellos. Esta impresión fue reforzada cuando los regidores decidieron a mediados de este año que mejor licitarían el servicio. El resultado fue una batalla jurídica imposible de ganar. Nuestros subagentes comentan que la defensa del Municipio corrió a cargo de un despacho de abogados en la Ciudad de México que habría cobrado al menos 200 mil pesos, pero no es el del “Jefe” Diego Fernández de Cevallos que cobró 5 millones de pesos por perder la célebre controversia constitucional contra la Secretaría de Desarrollo Regional en 2007, la derrota jurídica más sonada (pero no la única) de la Administración actual. Este es uno de los casos en el que ineptitud también equivale a corrupción, pues el Municipio se ha puesto en una posición que reduce su margen de maniobra para el uso más eficiente de los recursos públicos. El fallo a favor de PASA parece que lo escribió la misma empresa, pues es un cheque en blanco para ellos. Y ahora la ciudad está en riesgo de tener que mantener a uno de los servicios de limpieza más caros del país si la revisión en segunda instancia resulta desfavorable. La única salida sería apelar a la buena voluntad de PASA para que bajen el precio. Sí, cómo no.
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La “cargada” al viejo estilo priista que acompañó al alcalde electo Eduardo Olmos a recibir su constancia de mayoría dejó en claro que el próximo presidente municipal no se va a dar abasto para repartir “huesos” a sus huestes a partir de enero. Por ahora, el grupo cercano a don Lalo no ha recibido indicaciones sobre sus puestos en la siguiente Administración, pero las patadas debajo de la mesa y las filtraciones en los medios están a la orden del día. Sin embargo, existe la confianza de que don Lalo será generoso con los cuates. El alcalde electo no ha dicho “esta boca es mía” y nuestros subagentes comentan que ha tomado medidas para diluir la influencia de su grupo más cercano. De ahí que haya cargado con sus compañeros de la universidad al acto en que recibió la constancia, pues se dice que don Lalo buscará usarlos como tabla de resonancia para salirse de la burbuja que le tienda su círculo cercano que es, recordando su pasado al amparo del “burbujo mayor” Raúl Sifuentes, muy aficionado a las camarillas. El único que pinta para algo es Miguel Mery, quien ya gotea por la descongelada que le están dando, y quien se hará cargo de la entrega-recepción con miras a la Secretaría del Ayuntamiento. Los puestos clave en Obras Públicas, Desarrollo Urbano y Simas siguen en suspenso, aunque ya están en la mira de quienes siguen el viejo dictado de no pedir que les den, sino que los pongan donde hay.
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El que ya se hacía ilusiones de que la fortuna le había sonreído fue el tercer regidor electo, José Ganem. Resulta que por un error de la dirigencia priista en el envío de la planilla al Instituto Electoral de Coahuila, el joven Ganem quedó como primer regidor y hasta el tercer lugar se fue Rodrigo Fuentes, uno de los operadores de Eduardo Olmos, quien estaba apuntado para el primer puesto. Todos los materiales informativos y las mismas boletas electorales ponían a don Pepe en primer lugar, pero al detectar el error, el PRI maniobró en el Instituto Electoral para regresar las cosas al esquema original y arreglar el asunto con una fe de erratas en el Periódico Oficial. Así las cosas, don Rigo quedó contento y don Pepe tendrá que disciplinarse con el consuelo de que al menos entró en la nómina y no pasó a vivir en el error.
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Ya se sabe que la Cámara de Diputados es el circo más grande y divertido del país, donde cada cosa que sucede es más inverosímil que la anterior. Así sucedió con la votación de la Ley de Ingresos, cuando diputados del PT, encabezados por Gerardo Fernández Noroña tomaron la tribuna de la Cámara. Eso ya no sorprende a nadie, pues no es nuevo que se peleen diputados de diferentes partidos, por lo que había que salir con algo todavía más novedoso, como una bronca entre legisladores del mismo bando. Y ahí fue cuando el diputado lagunero por el PRI, Miguel Ángel Riquelme, puso su contribución. Resulta que don Miguel, al defender la oposición de los diputados priistas de Coahuila al aumento del IVA y el ISR, invitó el reclamo de su correligionario Roberto Albores, hijo del ex gobernador homónimo de Chiapas (a quien el subcomandante Marcos comparaba con un perro bulldog). Don Roberto le reprochó a don Miguel su oposición y la discusión subió de tono hasta que ambos se pararon de sus curules y estaban a punto de llegar a las manos cuando sus compañeros de bancada intervinieron para evitar otro triste espectáculo en el “Vergonzoso Circo de San Lázaro” cuyas funciones pagamos los mexicanos a precio de oro.
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La oposición de los siete diputados priistas de Coahuila fue, obviamente, ordenada por el gober Humberto Moreira y operada por el hermano cómodo Rubén, ante lo que consideraban como una traición de la dirigencia tricolor a la promesa electoral de no subir impuestos, promesa cómoda cuando no se tiene que explicar de dónde van a sacar dinero los diputados para tapar el boquete financiero del Gobierno Federal. Los siete coahuilenses se unieron a otros 29 correligionarios en la oposición al paquete, aunque se pudieron dar el lujo de hacerlo pues el resto de la bancada fue suficiente para juntarse con el PAN y aprobar el paquete fiscal, por lo que habría que preguntarse si el voto en contra se hubiera mantenido en caso de que la votación fuera más apretada. Eso no impedirá, por supuesto, que el gober Moreira goce las mieles presupuestales que vendrán en forma de más recursos para los estados, pero don Humberto también tenía otro factor a favor, el hecho de que ya habían pasado las elecciones. Eso no lo pudieron decir los gobernadores de los siete estados priistas donde habrá comicios en 2010 y por lo tanto necesitarán hasta el último centavo para sus operaciones electorales. Como se sabe, Durango está en ese grupo, por lo que el gober Ismael Hernández Deras habría mandado la línea para que sus cuatro diputados apoyaran la miscelánea fiscal. De ahí el contraste en el voto de los diputados laguneros, pues mientras Miguel Riquelme y Héctor Fernández Aguirre, del lado de Coahuila, votaron en contra, el gomezpalatino Ricardo Rebollo votó a favor. Órdenes son órdenes.
