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Veto celestial

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YAMIL DARWICH

La declaración estalló en México y el mundo: "los homosexuales no van al cielo", afirmación del cardenal mexicano Javier Lozano Barragán, "ya que todo lo que va contra la naturaleza ofende a Dios".

La declaración la basa en el texto de Pablo: "Os he escrito por carta, que no os juntéis con los fornicarios; no absolutamente con los fornicarios de este mundo, o con los avaros, o con los ladrones, o con los idólatras; pues en tal caso os sería necesario salir del mundo", escrito en Corintios 5: 9-10; con ello, quedó claramente asentada la postura ideológica en nuestra cultura judeocristiana, que ha dado orientación a la moralidad de buena parte de los habitantes del planeta.

También, justo es citar el texto del mismo apóstol, en Corintios 5: 12-13: "Porque ¿qué razón tendría yo para juzgar a los que están fuera? ¿No juzgáis vosotros a los que están dentro? Porque los que están fuera, Dios juzgará. Quitad, pues, a ese perverso de entre vosotros".

Siendo así, aunque Pablo sanciona la homosexualidad, -no olvidar a avaros, ladrones, idólatras, maldicientes y borrachos, en 5: 11- lo hace en referencia a la congregación cristiana, dejando a Dios el juicio de las almas.

Ahora bien, el término fornicario, se refiere al que tiene el hábito de la fornicación, derivado de fornicar, que a su vez significa, según el Diccionario de la Lengua Española: "tener ayuntamiento o cópula carnal fuera del matrimonio.". Así, la afirmación se complica al incluir adúlteros, pederastas y violadores.

La presencia de la homosexualidad en la naturaleza está sugerida en distintas especies animales, contrario a lo que se pensaba anteriormente como privativo de los seres humanos; en diferentes estudios hechos por zoólogos y biólogos, hay marcadas dudas del comportamiento de algunos, entre ellos las palomas y antropoides, como los macacos, quienes hacen la presentación de los glúteos al macho alfa, como una muestra de sumisión y éste, podrá o no, simular el contacto sexual profundo, dependiendo de la conveniencia de mostrar poder y fuerza ante la manada.

Entonces, no sólo es cuestión de deformaciones mentales; de hecho, la ciencia ya ha identificado un gen --Xq28- que muestra, frecuentemente, deficiencias en homosexuales. De ser así, el conflicto es mayor, porque se trata de herencia de predisposición genética y nuestra fe también nos hace referencia a que los hijos no son responsables de las fallas de sus padres.

En la historia humana, ha estado manifiesta la homosexualidad y Umberto Eco, se encarga de aclararnos que el detonante es su exhibición, -"salir del clóset"- a partir de la época Victoriana, cuando "la sexualidad es cuidadosamente encerrada (...) tanto en el espacio social como en el corazón de cada hogar existe un único lugar de sexualidad reconocida, utilitaria y fecunda: la alcoba de los padres".

Habrá que revisar la historia, para confirmar la presencia de los homosexuales -incluidas las lesbianas- en todos los tiempos y reconocer, también, que en las últimas décadas, ha llegado a ser tema abierto de discusión, agresión y abusos por ambas tendencias; los liberacionistas: escudándose en los derechos humanos de las minorías, intentando imponer usos y costumbres sobre las mayorías -exhibicionistas y travestis en la vía pública-; los opositores, radicales moralistas y religiosos: atacando rabiosamente los gustos preferenciales diferentes.

Por otra parte, debemos diferenciar sobre la homosexualidad practicante y la que no; sólo a la primera se refiere la Iglesia Católica, condenándola, reconociendo en la segunda postura una lucha intensa contra esa preferencia sexual diferente, fuera de la norma.

Sin lugar a dudas, uno de los más grandes regalos de Dios para los hombres es su sexualidad, el medio para la persistencia de la especie a través de la cópula entre hombre y mujer, generando nuevos seres vivos; tampoco podemos dudar que, al cargarnos de inteligencia y razón, nos dejó el dulce placer de disfrute y encuentro, a través del sexo, de las parejas, casadas o unidas en unión libre.

Para los creyentes, queda como línea divisoria, en relación a la vida sexual activa, la razón y el respeto a los demás en el campo de la fe, incluyendo la confianza del amor de Dios por todos sus hijos; para los no creyentes, la limitante de cumplir aquello que se menciona en la teoría Gestalt: "Si es bueno para ti y para mí, qué bien que coincidimos; si no es así, en otra ocasión coincidiremos", siempre en el marco de la tolerancia.

Se trata de marcar un profundo respeto a los derechos de los demás, incluyendo el de menores que pueden ser influenciados o hasta violentados al someterlos a confusión; también, cuidarnos de hacer propio el papel de jueces de almas ajenas y decidir quién es salvo y quién no, porque el juicio final es privilegio divino. ¿Qué opina?

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