La indolencia y falta de previsión de nuestras autoridades no parecen tener límites. La regla en esta infortunada comarca no es, lamentablemente, adelantarse a los problemas sino que, cuando éstos ya se encuentran encima, tratar de resolverlos como se pueda y al costo que sea.
Un ejemplo claro de lo anterior lo podemos encontrar en la llamada autopista Torreón-San Pedro, para la cual, aunque se ha convertido en la principal vialidad del oriente norte del municipio y la segunda entrada más importante a Torreón, ni el Gobierno de Coahuila ni el Ayuntamiento tienen proyectada una modernización en el corto plazo.
Durante meses, dicha vialidad fue motivo de controversia entre la delegación estatal de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes y la Administración local, ya que ésta había solicitado a aquélla la cesión de la carretera para convertirla en un bulevar municipal, pero el trámite se entrampó -qué raro- por fallas en la comunicación entre ambos niveles de Gobierno.
Mientras se resolvía el embarazoso asunto, la carretera fue sometida a algunas labores de mantenimiento y adecuaciones viales, las cuales, en vez de contribuir a mejorar la circulación, la empeoraron. La pavimentación fue tan deficiente que no pocos vehículos sufrieron daños a consecuencia de la grava suelta que durante semanas fue lanzada como proyectiles contra los cristales. Por otra parte, de la noche a la mañana apareció una serie de topes frente a la colonia Villa Florida, sin señalamientos ni previo aviso, lo que ocasionó la molestia de muchos automovilistas. Semanas después, así como aparecieron los bordos, un día fueron retirados.
Una vez superada la polémica acerca del control de la vía, el Ayuntamiento anunció que llevaría a cabo una serie de cambios para mejorar el tránsito sobre la misma, a propósito de la apertura del puente La Unión, única obra funcional concretada en los últimos tres años en la autopista. Los ajustes en retornos y semáforos llevados a cabo a la altura de Villa Florida y Las Quintas resultaron a la postre insuficientes.
No obstante lo anterior, El Siglo de Torreón da a conocer en su edición de hoy que la Administración de José Ángel Pérez no cuenta con recursos económicos para llevar a cabo mejoras a la saturada carretera, por lo que una eventual modernización tendría que ser realizada en el próximo cuatrienio.
Por su parte, el Gobierno del Estado informó hace dos meses que estaba preparando un plan para ampliar la carretera de 4 a 8 carriles, con camellón central y acotamientos de 2.5 metros en cada lado. El problema es que la Administración de Humberto Moreira aún no tiene fecha ni dinero para llevar a cabo su ambicioso plan.
Y mientras ambos gobiernos se excusan y desentienden, la carretera Torreón-San Pedro se deteriora y "empequeñece" cada vez más por la enorme carga vehicular que ya tiene. Esta vialidad es la principal conexión entre el Centro de Torreón y el sector oriente norte, que hoy por hoy es el que mayor crecimiento y dinamismo registra.
Por la carretera Torreón-San Pedro circulan las personas que van y vienen de los municipios de Francisco I. Madero y San Pedro y de los ejidos del norte de Matamoros, como Coyote y sus alrededores; los habitantes de los populosos ejidos de esa zona de Torreón, tal es el caso de La Concha, La Unión, Paso del Águila y La Partida; los pobladores de las nuevas colonias medias y residenciales, como Villas del Renacimiento, Los Azulejos, Senderos, Hacienda del Rosario, Las Villas, Villa Florida, Las Quintas, entre otras; los estudiantes y trabajadores de importantes instituciones educativas del sector, a saber: Tec Milenio, Universidad Iberoamericana, Escuela Carlos Pereyra, Universidad del Valle de México y colegios Madison, San Luis y Montessori; y ocasional, pero copiosamente, también la recorren los asistentes al centro de espectáculos Coliseo Centenario.
Por si fuera poco, para octubre del presente año la cervecería dueña del equipo de futbol Santos Laguna tiene proyectada la inauguración del Territorio Santos Modelo, que no sólo será la nueva casa de los Guerreros, sino también el principal recinto de la región para cualquier tipo de espectáculo masivo.
Quienquiera que transite por la carretera en cuestión puede darse cuenta que hoy ya le hacen falta semáforos, pavimentación, alumbrado eficiente, señalamientos, espacios para ciclistas, cruces para peatones, accesos adecuados a colonias y, sobre todo, más carriles para la circulación. Y conforme transcurran los meses, las condiciones de inseguridad vial y el riesgo de accidentes irán en aumento.
Pero tal parece que todo lo anterior no lo ven nuestras autoridades estatales y municipales o, simplemente, en estos tiempos preelectorales, no les importa; al menos no tanto como pelearse en spots y espectaculares por las obras que aún no han terminado y en las que se han gastado más de lo proyectado originalmente.
Una vez más, las soluciones para los problemas llegarán cuando éstos ya son tan grandes y apremiantes como para poder tomar la mejor decisión. Así ha sido siempre.
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